¿A quién se le ocurre ir a la marcha del 2 de octubre? Corren a Denise Dresser de marcha en la CDMX. Esa marcha la monopolizaron los nuevos estridentistas
Poco o nada se ha logrado con las marchas del 2 de octubre. Muchos de los que acuden a ese tipo de marchas ni siquiera sabe a qué van, sólo siguen la bulla y corren para hacer bulla, pero además para vandalizar, hacer pintas, ofender a los periodistas y a la policía. Por ello los activistas legítimos, prudentes, los periodistas también, se abstienen de ir a esas marchas, porque saben que el monopolio de esas marchas lo tienen los nuevos estridentistas. Dice la máxima bíblica, «sagaz es aquel que ha visto la calamidad y procede a ocultarse; el insensato ha tenido que sufrir las consecuencias».
Cerca de las 17:20 horas en la Plaza Andares de Zapopan, Jalisco se reportó una balacera. Los primeros informes señalan que un grupo armado intentó secuestrar a una persona, sin embargo, la personas iba a acompañada de escoltas que repelieron la agresión. De inmediato circularon videos del terrible momento que vivieron los ciudadanos presentes en el centro comercial en día domingo, donde la afluencia es más comparada con otros días de la semana. En los videos se ve a varios autos de color negro de donde descienden varios hombres que disparan al interior de la Plaza Andares.
Citizen Lab es una organización que engloba a un grupo de expertos que «estudia los controles de información, como la vigilancia de la red y el filtrado de contenido, que impactan la apertura y seguridad de Internet y que representan una amenaza para los derechos humanos». Desde este laboratorio se comprobó que el gobierno de México, a pesar de que dijo que ya no lo haría, utilizó el software espía Pegasus para intervenir los teléfonos de al menos dos periodistas y un defensor de derechos humanos. Uno de los dos periodistas es Ricardo Raphael quien, benévolo con el presidente López Obrador, prefiere creer que el presidente no miente cuando dice que ya no se utiliza Pegasus para espiar periodistas, Raphael prefiere creer que al que le mienten es al presidente de México.
El ejército, al que ahora todos debemos reverenciar, el Ejército que el presidente López Obrador quiere dejar en las calles, invadió en 1968 la vida de la comunidad universitaria. Los estudiantes habían estado denunciando, desde septiembre de ese año, el acoso militar, siendo descalificados en los medios de comunicación, cumpliendo una estrategia del gobierno, acusándolos de comunistas, de terroristas. Cada marcha que convocaban los estudiantes, a los que se habían sumado los maestros, y muchos ciudadanos, era vigilada, acosada, reprimida por el Ejército.
La venta del avión presidencial fue un slogan de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Desde el 2017, en un video que publicara en sus redes sociales, el entonces candidato presidencial anotó: «Reitero, vamos a vender el avión presidencial. Primero se lo vamos a ofrecer a Trump y si no a cualquier otro personaje, Boeing o línea aérea». De hecho, López Obrador dijo que la venta de este avión sería una de sus primeras acciones de gobierno. Cuatro años después, a dos años de que termine este sexenio, el avión presidencial sigue sin ser vendido, sin ser utilizado y lo que es peor, sigue generando gastos.
El viernes 30 de septiembre Jorge Luis Chew acudió a la zona de Taxco, Guerrero a cubrir un enfrentamiento armado. Después de ese día y a 24 horas de no tener noticias de él se reportó su desaparición. El día sábado 1 de octubre la Secretaría de Seguridad de Guerrero emitió un comunicado al respecto: «Esta Secretaría y todas las autoridades civiles y militares que conformamos la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz, mantenemos un trabajo conjunto para ubicar el paradero del reportero».
En las últimas semanas Isabel Romero la “reina de los sapos” exigía a los trabajadores del Poder Judicial que pusieran los focos que faltaban, que compararan escobas de su dinero, que pagaran por los “sapos” para los baños. ¿Por qué? Pues porque la señora se había quedado sin dinero. Por supuesto, la obligación de la presidenta del Tribunal Superior de Justicia era tener todos esos insumos disponibles, pues había un presupuesto para ello.
Estuvo preso acusado de corrupción, pero se sobrepuso. Lula da Silva fue exonerado y ante el mal gobierno de Jair Bolsonaro, decidió contender nuevamente para la presidencia. Las encuestas lo favorecen. Necesita el 50 por ciento más un voto para ser el nuevo presidente de Brasil en la primera vuelta electoral y tiene el 47 por ciento un día antes de la elección. Por su parte Jair Bolsonaro se quedó en un 35 por ciento y es posible que a la hora de votar algunos de ese 35 por ciento le dé la espalda.