El gobernador y su Twitter, un atentado a la gramática española. Cuando ya todo mundo se dio cuenta de que eres estulto, pierdes la vergüenza
Alguna vez, apenas iniciando su sexenio, le mandamos un mensaje al gobernador. Acababa de hablar en el Tribunal Superior de Justicia, frente a los magistrados y otros jueces y abogados. Su discurso, que versaba sobre la historia de la conquista, no tenía ilación. En lugar de discurso Cuitláhuac García soltó una perorata de merolico que lo hizo quedar como un tonto. No me pareció justo que sus asesores le hicieran eso al gobernador, por lo que, apelando a la amistad que alguna vez tuve con él, le dije que si gustaba le podía revisar sus discursos antes de presentarlos; le dije que no le cobraría ni un centavo.