Dorheny García Cayetano se ha ido dado cuenta poco a poco de lo irrelevante que es su persona. Por afecto, tal vez filial, Cuitláhuac García la hizo, sin mérito alguno, diputada federal, en esos días en que, si Morena postulaba una vaca, la vaca ganaba. Pero ella creyó en el “mérito” de su triunfo. Dorheny, ya diputada federal, aspiró a ser alcaldesa de Xalapa, pero las encuestas mostraron que ella era una desconocida para la mayoría de los xalapeños, por lo que, si la postulaban para alcaldesa, Morena perdería la elección. Pero la metieron a hacer campaña junto con Ricardo Ahued, para ver si la joven cuajaba como síndica, pero sus aspiraciones no cuajaron, dada su irrelevancia.
De lástima el gobernador la hizo secretaria del Trabajo de Veracruz, donde realizó un trabajo irrelevante, como su persona. Ya ahí se creyó con ínfulas para ser senadora de la república, pero en la encuesta ni la tomaron en cuenta, por lo que sin ninguna dificultad la hicieron a un lado. Luego quiso ser diputada federal, pero la sacaron de la lista, también por irrelevante.
A la señorita Dorheny García Cayetano, quien ya se sentía senadora de la república, no le quedó de otra que aceptar una candidatura como diputada local, algo que se apuró a aceptar, no fuera que los demás se dieran cuenta de su irrelevancia y la mandaran a buscar una regiduría en algún municipio de la sierra veracruzana. ¡Triste su calavera!
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