Alfonso Cepeda Salas se resiste a la democratización del SNTE; ¡sueña quedarse hasta el 2024!
Para que la Cuarta Transformación (4T) cuaje en México y se diga que se está consolidando, antes es necesario afianzar la democratización sindical. Desde hace más de 50 años, el PRI logró consolidarse gracias al corporativismo y al voto lacayuno de los sindicatos. Los líderes sindicales buscaron siempre canjear su “manada”, “base” o “gremio” por puestos de elección popular, esa era la receta. El líder charro vendía el discurso de que la fuerza del sindicato radicaba en la unidad, lo que en realidad era todo lo contrario, ya que un sindicato libre y con disidencia enriquece las propuestas.
En estos momentos la mirada felina del jorocón de Macuspana está puesta en el SNTE, un gremio basto y numeroso, compuesto por maestros aguerridos y por un pequeño grupúsculo de incondicionales, herederos de la ignominia y el olvido. El magisterio sabe que los actuales líderes sindicales sólo representan sus propios intereses.