Arrebatarle la vida a cualquier ser humano es un acto condenable, independientemente de su género, condición social o profesión. Sin embargo, cuando se le arrebata la vida a un periodista o comunicador, no solo se atenta contra la vida, sino también contra la libertad de expresión. En Veracruz quedó una herida muy abierta con el asesinato de Regina Martínez y de Rubén Espinoza. Recientemente en el mes de agosto, el asesinato del locutor Jacinto Romero Flores, conmocionó a la sociedad veracruzana.
Pues resulta que la Fiscalía que dirige Verónica Gadianns, informa la detención de tres personas relacionadas con el homicidio del conocido locutor. No hay que dejar de mencionar que la organización Artículo 19 ha estado muy al pendiente de que se investigue el caso del locutor Jacinto Romero Flores, por lo que seguramente era una prioridad para el gobierno de Cuitláhuac García llegar a al esclarecimiento del homicidio.
Esta misma organización ha señalado que los periodistas veracruzanos trabajan sin garantías y sin protección alguna. Se sabe que fueron detenidos dos hombres y una mujer, quienes presuntamente planearon y ejecutaron el crimen.
Comentarios