La Cuarta Transformación cree que todos los problemas del presente son consecuencia del pasado; pero no entienden que después de tres años de gobierno, ellos también son el pasado. Montado en el tren de López Obrador, que busca embestir todo lo que tenga que ver con la inteligencia, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, directora del Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA), argumenta que el analfabetismo en México «nos muestra los estragos de décadas de neoliberalismo en la educación pública significaron para nuestra Patria pues se impulsó sistemáticamente la privatización de la educación pública, la ofensa, el desdeño a los trabajadores de la educación pero sobre todo se desarrolló y se implantó una propuesta educativa meritocrática, discriminatoria, competitiva, individualista, aspiracional, donde más de 28 millones de seres humanos sólo son el daño colateral de su proyecto filosófico que se sintetiza en el ‘sálvese quien pueda’».
«Individualista y aspiracional», acaso no son las mismas palabras del presidente López Obrador que repiten como loros sus partisanos en la cruzada contra la inteligencia de este país. Pero un país con gobernantes analfabetas no debe de lamentar tanto que sus gobernados sean analfabetas.
Cuitláhuac García es un ejemplo claro de lo que es un analfabeta funcional, ese que es «incapaz de utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en las situaciones habituales de la vida».
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