Ricardo Monreal le hace sombra al amo y señor de la 4T, y se perfila como fuerte sucesor desde ahora

Monreal
Ricardo Monreal y Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB

El interior de Morena y del círculo más cercano al Amo y Señor de la 4T, se respira un ambiente tenso, la feria de las desconfianzas están muy presente después de la elección del 6 de junio. De plano las hachas de guerra ya han sido desenterradas por el propio Andrés Manuel López Obrador. En estos momentos, predomina la víscera y el rencor, la razón ha sido desplazada. Sin decirlo, al ejecutivo federal le ha dolido mucho que la Ciudad de México haya sido dividida por sus más férreos enemigos. Le duele imaginarse a Margarita Zavala en el congreso federal, refutando las propuestas que él mande.  

A pesar de que Claudia Sheinbaum es la pupila de sus ojos, no oculta su decepción y enojo contra ella, por haber perdido su bastión y plataforma política. Para Andrés Manuel López Obrador la traición tiene nombre, la identifica plenamente con Ricardo Monreal, pastor de los senadores, es más, ni siquiera le contesta las llamadas, desde luego que el zacatecano ya ha acusado recibo y ha mandado a decir que será muy difícil que pasen las reformas del presidente por el senado.  

Lo cierto es que con el descarrilamiento de Marcelo Ebrard y de Claudia Sheinbaum, la figura del zacatecano se fortalece, y eso lo sabe muy bien López Obrador, un hombre que no permite que su propia sombra lo rebase. 

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