Lucía Díaz dice que los diputados se vendieron por un plato de lentejas; algunos colectivos por unas letrinas portátiles

Solecito
Lucía Díaz Genao FOTO: REPORTEVER

Es lamentable que Lucía Díaz, dirigente del Colectivo Solecito, haya guardado silencio cuando Arturo Bermúdez Zurita salió de la cárcel para seguir su proceso judicial en libertad. La señora que lidera un colectivo de desaparecidos no dijo nada ante la injusticia de poner en libertad a quien otros colectivos han señalado como el responsable de muchas desapariciones; un sujeto al que se le acusa de crímenes de lesa humanidad. Pero ahora que los diputados no permitieron que se diera el juicio político en contra de Jorge Winckler, la señora que se prestó para los sucios juegos políticos de Éric Cisneros, dice que los diputados «se vendieron por un plato de lentejas».

Lucía Díaz acusa que el gobierno anterior (el de Yunes Linares) tiene una injerencia fuerte en este asunto. La señora, que sabe lo que es mercarse, dice que los diputados no están interesados en los veracruzanos ni en las víctimas. Vale señalar que un colectivo de desaparecidos se mantiene gracias a su peso moral. La moral es lo que da valor a una asociación altruista que busca un fin justo.

Pero cuando ese colectivo pierde el peso moral, su validez siempre será cuestionado, sobre todo si ellos mismos se prestan para presionar a una institución. Por unas letrinas portátiles, y vaya usted a saber qué más, algunos colectivos perdieron su peso moral. Luego otras activistas se coluden en el Congreso con las diputadas, que cínicas piden que no se les difame. No quieran comprar manzanas con monedas falsas señoras.

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