López Obrador se desangra en cada mañanera. Pasó de limpiar su honra a operar una venganza sin límites contra Loret de Mola
La certificación de que lo que Carlos Loret de Mola dijo sobre la familia del presidente López Obrador es cierto se advierte en la virulencia con la que el presidente ataca al comunicador. No se tiene registro de que algún mandatario, en cualquier parte del mundo, haya atacado con tanta frecuencia y encono a periodista alguno. Lo que en un principio parecía el afán de un mandatario por limpiar su nombre, ya se ha convertido en una venganza sin límites, como el mismo Loret de Mola acusa.
Si usted creía que las palabras del presidente López Obrador contra los diputados de oposición, en las que los llamó traidores a la patria, habían pasado desapercibidas, pues déjenos decirle que no. Resulta que la diputada Cynthia López, integrante de la Comisión de Puntos Constitucionales, encargada de aprobar el dictamen, dijo: «No nos queda el saco, pero si [ser] traidores a la patria es cuidar al país, que nos digan traidores, estamos cuidando a México, que no nos quieran chantajear, votaremos en contra y punto». Así o más claro.
Al parecer, al presidente de México se le olvida que el vecino el norte es nuestro principal socio comercial. No sólo nos compra atún y aguacate. Le sorprenderá saber que de nuestro país a Estados Unidos se exportan vehículos, máquinas eléctricas, computadoras y no se diga una buena cantidad de combustible minerales, incluido el petróleo, de este último estamos hablando de 22.6 billones de dólares (5.5 por ciento). Esto lo decimos porque el Ejecutivo federal hace poco señaló que Estados Unidos mandaba a funcionarios norteamericanos a cabildear con empresarios mexicanos, todo lo referente a la reforma eléctrica, esto ha generado cierto enojo con Estados Unidos.
En gran parte de la capital del estado se han reportado fallas en la red de Totalplay, el servicio de internet se ha visto interrumpido desde las tres de la tarde. Los reportes y quejas han inundado las redes sociales. Muchos usuarios han reportado que no cuentan con los servicios de cajeros y de transferencias, esto ha ocasionado que las transacciones comerciales se vean afectadas.
Fue el sábado por la tarde cuando regresó de la India Marcelo Ebrard, país que visitó por instrucción presidencial y en él que tuvo como objetivo negociar acuerdos para traer tecnología que permita hacer vacunas y medicamentos en México. Por esa razón, López Obrador lo tuvo en su seno todo el día de ayer. Y es que, mientras la Sheinbaum asume el papel de matraquera que le dejara el secretario de Gobernación, y mientras Ricardo Monreal, recién repuesto del covid, asume sus funciones legislativas, el carnal Marcelo no pierde oportunidad para estar cerca de AMLO.
El presidente López Obrador luchó durante 18 años para conseguir la Presidencia de la República, un anhelo que finalmente consiguió en las elecciones del 2018. Fue muy marcado que, durante su campaña, señaló la importancia de tener instituciones fuertes, incluido un instituto electoral independiente. Sin embargo, hoy que su partido es el mayoritario, su modo de pensar ha cambiado radicalmente. Hoy el presidente considera como uno de su más férreo enemigo precisamente al Instituto Nacional Electoral (INE).
En la época priista, los gobernadores y los presidentes tenían su caja chica donde disponían de recursos exorbitantes, sus límites eran su hambre y sus ocurrencias. Muchos de ellos acumularon riquezas faraónicas. Como decía el exgobernador de Nopaltepec, estaban en la “plenitud el pinche poder”. Sin embargo, los tiempos han cambiado y en nuestro país, uno de los factores de equilibrio que ha mantenido a raya al presidente es precisamente la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Nadie puede dudar de que en México existen muchos contrastes y posturas políticas, algunas de ellas apelan al sentido de justicia y otras a los intereses personales. Y es que, mientras el representante ante Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente daba a conocer el respaldo de México a la investigación internacional por “los crímenes de guerra “en las afueras de Kiev atribuidos a las tropas rusas, que dejaron más de 400 civiles ejecutados.