Al presidente coincidentemente ya le pasó con Ciro Gómez Leyva, ojalá y no le pase lo mismo con la ministra Norma Piña
En la Segunda Guerra Mundial, un piloto suicida japonés que tripulaba un avión con explosivos con el que se lanzaba contra un objetivo, aun a riesgo de perder su vida, se le llamaba kamikaze, el asunto era quedar bien con su país y con su emperador.