Dice el dicho que, para criticar a otros, hay que tener la lengua larga y la cola corta. Y es que, el presidente López Obrador se ha llenado la boca diciendo que, en su gobierno de la 4T, son puros y santos, que los corruptos son los conservadores y neoliberales.
Sin embargo, ahora nos enteramos, luego de que el archienemigo del presidente, Carlos Loret de Mola revelara en su columna de El Universal que la semana pasada comparecieron en el Órgano Interno de Control del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) 15 trabajadores que denunciaron que les pidieron el 30 por ciento de su salario a cambio de dejarlos trabajar en el gobierno, el organismo informó que el encargado de despacho de la Dirección Ejecutiva de Recursos Materiales renunció para no entorpecer las investigaciones en su contra.
Por cierto, se sabe que su cónyuge era la encargada de los moches y que ésta, muy quitada de la pena, despachaba en un café de Starbucks. Ni hablar, pero el presidente dice que los corruptos están afuera de la 4T.
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