¿Pueden todas las instituciones tocarse?

Marcha
Marcha en defensa del INE FOTO: WEB
- en Opinión

Irineo Domínguez Méndez / Todos sabemos que nada es inamovible; entonces, todo es cambiante; mucho más en cuestiones políticas. En el pasado, en nuestro tiempo y en el futuro existieron, existen y existirán teorías políticas acorde a las condiciones de la época; las prácticas políticas intentan justificar las acciones de la autoridad en turno y otras a criticarlo con el propósito de obstaculizar cambios que les perjudican; así, ambas posiciones actúan en pos de sus intereses. El planteamiento de un estado ideal de los contrincantes políticos resulta una mera especulación del “deber ser”; lo que, finalmente, es solo teoría o utopía y, si se acepta, pura demagogia.

Es notable que, para quienes intentan justificar las actuaciones de Amloco y el gobernador, las teorías políticas practicadas están basadas en los ideales de nuestro tiempo y dirigidas a satisfacer males específicos que muestran las condiciones de vida de los desprotegidos. Dichas prácticas son calificadas de diferentes maneras, según la posición que adopte el observador: de carácter populista o de estado de bienestar. Sin duda, el gobierno actual está ganando la batalla al conseguir que los poderes fácticos (empresas trasnacionales, empresarios mexicanos potentados; medios de comunicación masiva, etc.) estén de su lado, pues, el destino final de los recursos que se distribuyen son sus manos, hablando de política económica y política social. Esto es así en razón de que la población consume lo que aquéllos producen o venden. Estos poderes apoyan al Presidente porque los anteriores desfalcos a las arcas públicas ahora les pertenecen. Acéptese o no, la economía mexicana goza de estabilidad.

Otro hecho innegable es el progreso político que causan las prácticas políticas. En nuestro tiempo las vemos promoviendo la politización del pueblo mexicano a través de las famosas “mañaneras”; el mismo Amloco le ha endilgado este adjetivo y, la oposición, le asigna el de “adoctrinamiento”, como en tiempo de Marx y Engels. La oposición, a su vez, la promueve con sus ideas conservadoras, por conducto de sus líderes partidistas y comunicadores de opinión. Sea una o la otra la aceptada, se percibe la finalidad política: el progreso político deseado de la población. Las diferentes opiniones se dan a conocer y causan debate en todos lados y ámbitos: en la familia, el trabajo, en las fiestas, en los templos, etc.; nadie queda exento de participar de verter sus ideas; en el campo y en la ciudad el conocimiento del acontecer político permea todos los rincones. Todos están informados y algunos, incluso, están formados, así como otros se están formando.

Las teorías políticas muestran avances de tipo social e intrínsicamente político como resultado histórico de condiciones mejoradas en todos los aspectos. Así las cosas, las instituciones actuales sufren cambios tendientes a mejorarlas; siempre serán perfectibles. Avances y cambios que se realizan por impulso y facultades del poder legislativo, En dicho poder se enraízan los cambios para imponerlos con imperio. Al modificar las leyes se afectan las instituciones. Entonces, ¡todas las instituciones pueden tocarse! Bajo el riesgo de incurrir en desviaciones.

Por lo anterior comentado, se deduce que los principios políticos se transmiten de una época a otra y cada gobierno los modifica acorde a su experiencia y los resultados que busca a posteriori. Eso estamos viviendo en la actualidad: un gobierno que impone cambios y otros que los rechazan; aquéllos pueden verse beneficiados y éstos perjudicados “en la lucha por el poder”. Sin embargo, estos cambios siempre han sucedido; los impusieron los gobiernos anteriores a Amloco y ahora le toca el turno a éste.

Solo el paso del tiempo dará o negará la razón a cada uno de los actores políticos. Eso sí, las soluciones propuestas a los problemas tendrán mejor argumento y opinión cuando se conozcan los resultados. Los desatinos favorecerán a la oposición; mientras, tendrá que apechugar a falta de propuestas mejores a las de Amloco.

Los reformadores PRIANISTAS tienen una debilidad: consideran perfectos y permanentes a los sistemas e instituciones que crearon; esas son falacias; lo mismo acontecerá con los morenos en cuanto ascienda al poder un partido diferente. Lo absurdo que parezcan los cambios de hoy será lo absurdo con que se percibirán en ese futuro los que se propongan.

Nuestra realidad señala el nivel de evolución alcanzado. Nuestro País está más politizado y está marcando el derrotero del cambio; primero del centro (el PRI) hacia la extrema derecha (el PAN) y ahora a la extrema izquierda (Morena). ¿Qué sigue, la continuidad u otro cambio en el 2024? La oposición ha sido incapaz de proponer algo mejor que “supere, no que contradiga” lo hecho por Amloco; por esa conducta la mayoría de los gobernados aprueban las políticas del Presidente y el gobernador, minimizando los tremendos errores que cometen.

Otro sí digo. – Se observa que el TECA (Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje) pudiera ser un elefante blanco.

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