Rosario Robles no ha sido declarada inocente, no se engañen, simplemente le han modificado la médica cautelar impuesta. La verdad es que Rosario Robles no debió estar en la cárcel, su proceso judicial debió ser llevado en libertad; ella lo sabía, por eso llegó ante el juez, convencida de que saldría por donde entró, pero no. El presidente López Obrador le tenía que cobrar la afrenta de haberse coludido con Carlos Ahumada, su amante, y de haberse puesto del lado de Diego Fernández y Carlos Salinas.
Tres años de castigo en prisión para esta cómplice de Peña Nieto en el caso de la “Estafa Maestra”. Rosario Robles no es inocente, ya un juez determinará su castigo. Pero para que Rosario Robles pudiera salir de la cárcel otro pez gordo tendría que entrar. Es por ello que agarraron a Jesús Murillo Karam, procurador de Justicia en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Imagine usted, a Murillo Karam lo acusan por la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. Murillo Karam, ya lo dijimos, por orden presidencial encubrió al Ejército en el caso de la matanza de Ayotzinapa. Pero era necesario el uno por la otra.
Ahora Rosario Robles, ya libre después de tres años de castigo, deberá tener mucho cuidado con lo que hace, con lo que dice. Y es que este gobierno de la Cuarta Transformación se pasa por el arco del triunfo la legalidad, y en cualquier momento, a un “tris” de López Obrador, si Rosario se porta mal, la vuelven a meter a la cárcel. «No te preocupes Rosario, no te preocupe».
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