¿Qué esperaba el presidente López Obrador, que los demás países de Latinoamérica pensaran como él? Se puede decir que sí, AMLO esperaba que todos los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) recibieran con beso y abrazo a Nicolás Maduro y a Díaz-Canel como él lo hizo. Pero no. Muy temprano en la Cumbre Uruguay y Paraguay pintaron su raya. La presencia de estos dos presidentes sudamericanos en la Cumbre no significaba que reconocían al gobierno de Maduro en Venezuela ni al de Díaz-Canel en Cuba.
Más tarde Colombia, por medio de su cancillería también se pronunció: «El régimen de Nicolás Maduro se ha apartado de los principios democráticos, el respeto de las libertades ciudadanas y la observancia de los derechos humanos de sus ciudadanos, desconociendo, además, la grave crisis humanitaria en la que se encuentra el pueblo venezolano».
Luis Lacalle, presidente de Uruguay declaró: «Cuando uno ve que en determinados países no hay una democracia plena, no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las protestas, cuando se encarcela opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, nosotros en esta voz tranquila pero firme debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela». Ya vimos para qué organizó López Obrador su cumbre de la Celac, para que le hicieran el feo a sus “Bros”.
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