Ricardo Ahued: ¿declinó aspiración a gobernador?

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Ricardo Ahued FOTO: WEB
- en Opinión

Irineo Domínguez Méndez / Una conducta reprobable y reprobada por la ciudadanía es la práctica del “chapulineo” que despliegan muchos políticos oportunistas. Después de obtener una posición de elección popular “saltan” a otra antes de concluir el periodo por el que fueron electos en la primera posición; los más perversos buscan, incluso, una tercera; entonces, el “chapulineo” se corrobora. Más despreciados son aquellos políticos que “saltan” de una posición a otra por la vía plurinominal. Ricardo Ahued Bardahuil es la excepción a la calificativa aquí comentada; esto es así, porque las posiciones que ha ganado han sido por la vía de mayoría relativa. Las victorias obtenidas lo colocan en el lugar que merece; aunque no es monedita de oro, la mayoría lo apoya y reconoce como buen funcionario. 

Por primera vez, Ahued Bardahuil “salta” de una posición a otra por la vía electoral ya referida. Al respecto, son numerosos los que opinan que “bajó” de posición y aseguran que fue por mandato presidencial. Otros, como este tecleador, opinamos que es muy posible tal aseveración y que, además, fue para “salvar” que Xalapa cayera en manos de la oposición. Antes, lo califiqué como el “Pípila Moreno” porque la votación que obtuviera favorecería a los candidatos a diputados federales y locales. Los resultados de esas elecciones confirmaron su “pipilismo”. Otro candidato moreno habría perdido las cinco posiciones en disputa: 2 federales, 2 locales y la presidencia municipal. 

En política nada es improvisado en acciones como las que envuelven a Ricardo. Su candidatura a presidente municipal dejó prever, cuando menos, dos escenarios políticos para su futuro. El primero tiene que ver con su fortalecimiento en la opinión del electorado al rescatar a la Capital; lo que quedó comprobado. A lo anterior se suma que Hipólito puede estar casi totalmente tranquilo por probables triquiñuelas o pendejadas que haya cometido voluntaria o involuntariamente. Con seguridad Ahued no realizará ninguna auditoría que ponga en peligro la libertad del actual alcalde. Evitar escándalos también beneficia al presidente electo. Sin embargo, la disciplina mostrada por Ahued Bardahuil no le asegura la postulación a gobernador del Estado. Ahora está más expuesto que antes. 

Ahued puede ser atacado, sistemáticamente, con señalamientos de “chapulineo”. Él fue electo para ser senador por 6 años y no cumplió, aunque se reconozca su excelente papel en el cargo. Igualmente, se eligió como presidente por 4 años, no para 2. Sus adversarios “no le perdonarán que deje votada” la presidencia solo por satisfacer otra aspiración que, siendo legítima, calificarán como traición al electorado que confió en él. 

Además, dejar a un perfecto desconocido en su lugar resulta otorgar oportunidades a la oposición para desgastarlo. Su suplente carece de experiencia política; nunca ha estado en la administración pública; solo capitalizaría el trabajo político de personas que apoyaron a Ahued en esta campaña y en las pasadas; no tiene ningún mérito; presumidamente fue impuesto como suplente porque tiene la gracia de ser amigo de la rectora de la UV y del gobernador; con seguridad, haría cambios en el gabinete municipal después de irse Ahued. En resumen, una nueva licencia, para dejar el cargo que recién ganó, lo convertiría en un blanco fácil de propios y extraños. 

Un segundo escenario, en que se ha colocado Ricardo tiene que ver con sus actuales compañeros de partido, hablando de “propios”. Existen más de tres morenos que aspiran a la candidatura a gobernador: el secretario de gobierno, Rocío Nahle y, algunos mencionan a Manuel Ladrón de la Huerta Guevara. Los tres son dignos contrincantes de Ahued, eso quedaría demostrado en una encuesta real aplicada al electorado. El fuego amigo, seguramente, estará presente desde el próximo año. Al respecto, basta recordar los ataques del delegado federal hacia Ricardo cuando fue postulado para senador. Llegado el momento, de ser la decisión de Ahued de buscar la gubernatura, el gobernador tendrá que decidirse por alguno de los 4. (Hablando de la 4T). 

Aunque resulta difícil de aceptar, la operatividad política que, se presume, puso en práctica el delegado federal tuvo excelentes dividendos inesperados. Decenas de excandidatos acusan a trabajadores del gobierno federal por la participación que tuvieron en el proceso electoral; al grado que se escucharon voces y se leyeron noticias en las cuales algunos funcionarios se quejaron de la obligación impuesta consistente en la obligación de asistir a mítines 

políticos de Morena. Dicho aparato burocrático, en su mayoría, serviría de ejército para posicionar más a Manuel Ladrón de la Huerta Guevara. Los otros dos aspirantes, los secretarios de gabinete federal y local, están empatados y no cuentan con tan numeroso ejército político. Están en desventaja. 

Todos sabemos que 4 años son insuficientes para reparar el daño sufrido por los capitalinos durante el gobierno de Hipólito; pero, mucho menos lo son 2 si Ricardo busca la candidatura a gobernador. Si no cumple su periodo presidencial Ahued dejará en su lugar a otro Hipólito o tal vez a alguien mucho más incapaz. Él se ha metido en un embrollo si su aspiración está vigente. Si ambos escenarios son equívocos, entonces cabe la pregunta anunciada en el artículo anterior ¿Habrá declinado a tal aspiración al aceptar ser candidato a presidente municipal? 

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Otro sí digo. – En Veracruz los tribunales electorales, el TEV y la Sala Regional, carecen de autonomía. 

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Comentarios

  1. Se van con la finta de ser un buen servidor público; como dice la frase si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados

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