Para David Ávila Antúnez, de 16 años de edad, el videojuego para celular Free Fire era todo en su vida, pues este muchacho estaba noche y día pegado en el teléfono jugando esto. Sin embargo, su adicción se empezó a hacer peligrosa pues, según su madre, su pequeño retoño dejó de comer y socializar con el mundo. Había veces incluso que este chico le ganaba el enojo y peleaba por nada. Su madre preocupada por lo que le estaba ocurriendo, lo llevó a varios hospitales para que lo checaran, pero el diagnóstico era el mismo, David Ávila Antúnez “estaba bien”.
No obstante, la situación médica en torno a este muchacho cada vez empeoraba más y más al punto que la vida se le iba por sus ojos. Su madre relata que el pequeño ya no hablaba y los únicos movimientos que hacía, le recordaban cuando él se la pasaba horas y horas jugando al Free Fire.
«Estuvo tres meses que no comió, no le sentía sabor a nada, me decía que yo le echaba algo a la comida, fue imposible rescatarlo, y murió», expresó la señora Antúnez. Las últimas palabras que esta señora recuerda de su hijo fueron: «Cuando me recupere, volver a jugar Free Fire».
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