La quimérica alocución de “primero los pobres”

Obrador
Andrés Manuel López Obrador sobrevolando por las zonas inundadas de Tabasco FOTO: WEB
- en Opinión
*En Tabasco salvó a ricos y hundió a necesitados
*Miles esperan la ayuda mientras vuelve a llover

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / AUNQUE SU frase trillada o repetitiva es: “primero los pobres…”, tras revelar que en la atención a la emergencia por inundaciones que enfrenta Tabasco, “para evitar que se inundara por completo Villahermosa tuvimos que optar entre inconvenientes: no inundar Villahermosa y que el agua saliera por el río Samaria, lo que implicó afectar las zonas bajas del Estado, concretamente los municipios de Nacajuca, Centla y Jalpa (donde habita la población más pobre de aquella Entidad que ahora, con sus casas bajo el agua, sin enseres domésticos ni alimentos espera inútilmente ayuda), no es la primera vez que el mandatario nacional afecta a los más pobres o desvalidos para salvar a los ricos, ese sector donde siempre quiso estar, aunque sabía que como parte de este jamás llegaría a la Presidencia sino empujado por el rencor social acumulado durante décadas por los que menos tienen debido a los excesos de corrupción que acrecentaron las brechas sociales. En ese tenor, aún se recuerda cuando por instrucciones presidenciales al sector salud en pleno inicio del CoVid19, en Abril de este año determinó que en caso de que comenzaran a escasear los ventiladores y respiradores debido a la pandemia, “pacientes más jóvenes han de recibir atención de cuidados intensivos sobre pacientes de mayor edad”, algo que en el ámbito internacional provocó escándalo. Y es que de acuerdo al documento “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica” desarrollada por el Consejo de Salubridad General que encabeza el Secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela y el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, entre otros, se estableció que debido a la epidemia de coronavirus, “el Gobierno establece que cuando los recursos hospitalarios comiencen a escasear, como ventiladores o respirados mecánicos, se tendrá que priorizar el uso de estos a los pacientes más jóvenes con el objetivo de salvar el mayor número de vidas”. La dura medida establecida por el Estado, ejemplificó un médico, significa que, “cuando sólo tenemos un ventilador y hay dos pacientes: un paciente A de 80 años y un paciente B de 20 años. Supongamos que si el paciente A recibe el ventilador vivirá siete años más pero si el paciente B recibe el ventilador, vivirá 65 años más”. Por ello, determinaba el discriminatorio documento: “para solucionar este problema se tiene que introducir un principio adicional: salvar la mayor cantidad vidas-por-completarse”.

Y ES que una vida-por-completarse se debe entender como aquella que aún no ha pasado por los diferentes estados de desarrollo biopsicosocial humanos (infancia, adolescencia, edad adulta, vejez). Y de entre las vidas-por-completarse hay que elegir aquellas que están en etapas más tempranas”, especificaba el documento. La Guía explicaba que se debe entender como un “recurso escaso de medicina crítica” a aquel en el que simultáneamente dos o más pacientes necesitan pero que por su naturaleza indivisible sólo un paciente puede hacer uso de él. ”Y como ejemplo paradigmático están los ventiladores mecánicos que en este caso de pandemia pueden ser escasos”. La guía también detallaba que para la asignación de recursos médicos escasos no se debe tomar en cuenta la “afiliación política, religión, ser cabeza de familia, valor social percibido, nacionalidad o estatus migratorio, género, raza, preferencia sexual, discapacidad”. Solo al más joven y sano por encima del más viejo y enfermo, aunque el sistema, también establecía un método de puntaje, donde en caso de haber un empate, habrá de tomarse en cuenta para decidir, qué paciente ocurrió el recurso escaso al azar o la tasa de mortandad por coronavirus.

INSISTIMOS, NO es la primera vez que el Presidente Andrés Manuel López Obrador –como en los regímenes dictatoriales del fascismo- ordena salvar a los más fuertes por sobre los más débiles o viejos, o a los ricos a costa del daño provocado a los pobres, esos que sumisamente votaron para llevarlo al poder porque suponían que tendrían un padre abnegado y no un padrastro agresor, y el propio AMLO lo admite cuando dice que “en la atención a la emergencia por inundaciones que enfrenta Tabasco, para evitar que se inundara por completo Villahermosa (y los ricos protestaran y le provocaran un enorme y severo lio) tuvimos que optar entre inconvenientes: no inundar Villahermosa y que el agua saliera por el río Samaria, lo que implicó afectar las zonas bajas del estado en los municipios de Nacajuca, Centla y Jalpa”. De esa manera, “para no inundar la capital del Estado, se perjudicó a la gente de Nacajuca, los chontales, los más pobres, pero tuvimos que tomar una decisión y ahora ya estamos ayudando allá abajo (en la región chontal)”, zonas en la cual hubo casi 30 muertos e infinidad de lesionados, casas destruidas, muebles inservibles, animales perdidos, pero eso no importa cuando se trata de proteger a los que más tienen, aunque en realidad lo que buscaba López Obrador era protegerse así mismo a sabiendas de que en Villa Hermosa hay un enorme sector de población que lo rechaza, y que habría llevado las protestas al ámbito internacional o, hasta incluso, se habrían movilizado a la ciudad de México, mientras que los pobres, tras la desgracia se conforman con un kilo de tortilla, como se difunde en medios de comunicación a una efusiva señora que agradece los mil gramos del alimento y argumenta que por fin ella y su familia comerán tortillas calientes.

Y ES que basta ver a través de video en redes sociales como el Presidente ni siquiera bajó en las zonas inundadas, sino que recorrió las áreas más afectadas mirando desde un helicóptero de la fuerza aérea. Desde la libélula dijo que a diferencia de hace una semana, cuando el desfogue de la presa Peñitas llegó hasta 2 mil 100 metros cúbicos por segundo, el domingo era ya de 1 mil 200 metros cúbicos por segundo. Desde las alturas mostró la presa Peñitas: “Se cerró esta compuerta, el agua de la presa se fue por el Samaria a la zona baja de Jalpa, Nacajuca, Centla, donde tenemos los problemas, evitando afectar donde vive la mayoría de la gente de Tabasco, que es la capital del estado”, reconoce, aunque nuevamente ya está lloviendo en su Estado natal y a ver cómo les va con la nueva depresión.

Y UNO se pregunta: ¿y entonces porque tanta insistencia en que “primero los pobres”? Salvo que sea, como en los hornos crematorios de Adolfo Hitler. Porque, mandarles todo el torrencial o corriente de agua de la presa peñitas para desfogarla y evitar que inundara se Villahermosa, donde viven los ricos, no es amor o querer a los más necesitados sino afectarlos a sabiendas de que con una palmadita en la espalda entenderán porque así lo ordena su Mesías. Con todo respeto, lo ocurrido en Tabasco fue una acción discriminatoria y hasta criminal. OPINA [email protected]

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