El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene razón, los fideicomisos en este país estaban fuera de control. Uno o dos ejemplos. El Fondo para Desastres Naturales era una caja chica para algunos estados, digamos Veracruz, que sufría por temblores o huracanes. Fidel Herrera, el sátrapa que tuvimos como gobernador, agradecía que los ríos se desbordaran, que los pueblos se inundaran, que las carreteras se destruyeran; agradecía la declaratoria de emergencia porque del Fonden le llegaban millones de pesos para “rescatar” al estado del desastre.
Todo el pinche dinero se lo quedaba Fidel Herrera; sólo por ahí hacía algunos arreglos, construía algunas casas y reparaba algunos caminos, el resto se lo quedaba él. Otros fideicomisos como el del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), los fondos para el Conacyt y para el deporte de alto rendimiento, eran manejados por mafias que se otorgaban el recurso a discreción.
Y así otros fideicomisos están fuera de control. ¿La solución es eliminarlos? Por supuesto que no. ¿Si una persona tiene un salpullido en un brazo, los doctores recomiendan amputar el brazo? ¡No! El gobierno debe controlar lo que está fuera de control; carajo, para eso les pagamos.
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