El peor presidente en el peor momento

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El peor presidente en el peor momento FOTO: WEB
- en Opinión

Iván Daniel Montero García / Las redes sociales hierven en estos días, fácilmente se pueden leer cosas como “el peor presidente en el peor momento”, otros van más lejos, “el peor gobernante de la historia”. Pero no solo en las redes, también algunos medios de comunicación lo gestan, maximizan o lo alientan.

“Nos quieren transformar en la nueva Venezuela”, aseveran miles de cuentas que de primera instancia no parecen bots, “quieren convertirnos en un país socialista (o comunista)”, aseguran con vehemencia cientos de líderes de opinión.

Se organizan cascadas de #hashtags pidiendo la renuncia del presidente del Gobierno; los opositores comparten diariamente decenas de FakeNews para desestabilizar a la actual administración; asimismo, en la sección de comentarios de los principales medios digitales se generan discusiones bizantinas sobre un posible golpe de Estado.

Estos ataques ya existían anteriormente, pero se vigorizaron en estos últimos tiempos de la pandemia del coronavirus, dada la torpeza del gobierno en algunos casos al implementar tal o cual decisión que afectara a la ciudadanía.

Por ejemplo, un día sí y otro también, se debate en Facebook o YouTube sobre la falta de claridad en las cifras de las defunciones por Coronavirus. La oposición acusa al gobierno de ocultar la muerte de miles de personas y ya ni se diga de los contagios porque, dicen, no hay pruebas suficientes.

Expertos en la materia abren hilos en Twitter cotidianamente para dar a conocer la opacidad por parte del Estado en la compra de mascarillas, respiradores y demás material sanitario. Otros especialistas explican cómo otras naciones han manejado mejor esta delicada situación, al tiempo que muestran su vergüenza por ser el único país que mantiene en precariedad a sus trabajadores de la sanidad pública.

Los gurús de la micro y macro economía salen en los principales periódicos de circulación nacional a certificar que los apoyos monetarios ofrecidos a las empresas son insuficientes y, además, que las ayudas a la población hacen que la gente no quiera volver a trabajar y se vuelvan dependientes del gobierno.

Al mismo tiempo, las diferentes regiones del país quieren organizar ellos mismos su vuelta a la (nueva) normalidad ya que no confían en las pautas del Estado. Los más adinerados están hartos de que la economía esté detenida y han salido a manifestarse en contra del confinamiento, lo han hecho en caravana dentro de sus coches a través de la ciudad.

Antes de seguir relatando estas situaciones quiero dejar en claro que no estoy hablando de México, me refiero a lo que ha pasado en los últimos meses en España. Lo mencionado en párrafos anteriores son los principales señalamientos de la oposición, de los partidos de derechas, PP y VOX, al gobierno de coalición de izquierdas, del PSOE y Podemos.

Pero cosas como estas también pasan en Italia, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, China o Rusia (bueno, en estas últimas dos, tal vez no pueda hacerlo así la oposición). Incluso pasa en Alemania que parece que nos encanta a todo el planeta ponerlo como el ejemplo a seguir. En febrero su ministro de salud dijo que la pandemia no llegaría a Alemania porque estaba pasando en China y está muy lejos. También la oposición germana está harta del confinamiento por lo que salió a manifestarse a favor de reabrir sus negocios.

Lo que sí está claro es que tanto a la derecha como a la izquierda les cuesta ser oposición y ver sus intereses disminuidos. Y a los gobiernos, ya sean de izquierda o derecha, les falta mucha autocrítica.

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