Estaba como convidado de piedra José María Riobóo, a un ladito aparte de los tres que avalaron la decisión de cancelar el nuevo aeropuerto en Texcoco: AMLO, Romo y Espriú. Hasta parecía que sobraba. Pero los periodistas se acordaron de él y le preguntaron a López Obrador si Riobóo iba a participar en el proyecto del aeropuerto de Santa Lucía. AMLO dijo que no y todavía enfatizó: «Yo les recomendaría que hagan un ejercicio mental y que se vayan acostumbrando a que se acabó la corrupción, el influyentismo, y a que no se van a privilegiar intereses personales y de grupo. Esta es una muestra».
¿Se acabó el influyentismo? ¿A partir de cuándo? Pues resulta que el mismo Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones, anunció que Sergio Samaniego será el que se encargue de coordinar los trabajos para habilitar las dos pistas de Santa Lucía junto con su terminal aérea.
¿Quién es Sergio Samaniego? Pues un socio de José María Riobóo, el que tiene vedado participar en el proyecto de Santa Lucía. Con decirle que Samaniego y Riobóo publicaron el año pasado el libro Sistema aeroportuario del Valle de México. No, pues qué bah, ya se murió el influyentismo.
ESTOY DE ACUERDO EN TU NOTA, PERO CHINGAOS, VE XALAPA CABRON Y TAMBIEN ES DE MORENA, CABRON POR AHÍ EXIGE