Ahora bien, la cosa no está como para que la Comisión Estatal de Derechos Humanos o la inexistente CEAPP se rasguen las vestiduras y exijan a López Obrador que se disculpe. El tabasqueño no lo va a hacer, es más ni los va a tomar en cuenta. Tanto Derechos Humanos como la Comisión de Periodistas deberían estar ocupadas en sus verdaderas labores.
Más madrazos, amenazas, infamias y agresiones recibimos del gobierno pasado y de los mismos “periodistas”, y ni Derechos Humanos ni la Comisión han metido la mano por nosotros. Antes bien, siempre fueron instancias omisas.
Tampoco es como para que los periodistas que se sientan aludidos se pongan a llorar por el agravio, porque aparte, según se sabe, Yunes Linares no está maiceando a nadie, y si lo hace, debe ser a muy pocos; ya lo decía don Alfonso Salces, director del periódico Notiver, «los Yunes no le dan agua ni al gallo de la pasión».
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