Trump y el 2018

Traición
Peña Nieto y Donald Trump FOTO: LA PRENSA
- en Opinión

Salvador Muñoz / La perspectiva simple ante el triunfo de Donald Trump, o dicho de otra manera, la derrota de Hillary Clinton, empezó a dar lugar a tres puntos que bien pueden ser tomados a guasa o en serio, dependiendo del lugar en que cada quién se encuentre parado, así como sus filias.

Primer Punto: Al perder Hillary, se viene abajo la candidatura de Margarita Zavala bajo el entendido de que si hubiera ganado la demócrata, apuntalaría en el imaginario colectivo a una mujer en la cima del poder en suelo mexicano.

Aun si fuera candidata, le podrían aplicar la hipótesis inmediata: esposa de ex presidente, no gana.

Conste, dije “inmediata”, porque Argentina con Evita nos la podría echar abajo o la misma Cristina Fernández de Kirchner.

Segundo Punto: Al ganar Donald Trump, quien se posiciona en el imaginario colectivo es Andrés Manuel López Obrador, por esa broma que parecía campaña de desprestigio (¿para quién?) cuando decían que se parecía al Republicano. Lo cierto es que lo único que hay en común entre ambos es el discurso nacionalista (cada quien a su modo) cuya intención es “recuperar al país” (remember “Rescatar Veracruz”); por un lado, Donald tenía como villanos a los migrantes y musulmanes; por otro lado, El Peje concentra a los malosos en la Mafia del Poder echando en un solo saco al PRI y al PAN, aderezando ello con un enemigo en común en la sociedad: Carlos Salinas de Gortari, padre del fraude del 88 y de la crisis del 94-95…

Tercer Punto y ésta sí suena a más guasa que nada… El reposicionamiento de Luis Videgaray Caso, con look nuevo, por haber “traído” a Trump.

II

Conste… hablamos de una perspectiva simple, sin más fundamento que el imaginario propio de las noticias que se dan y cómo uno las recibe e interpreta, sin que por ello haya que darlas por buenas, sino como simple lectura de entretenimiento político. Luego entonces, si Margarita se deshoja, quien se fortalece es el Señor de la Yoga: Ricardo Anaya Cortés…

¿Qué “pero” se le podría poner al panista? Insisto: Se trata de joder al vecino, así que en una de ésas podríamos denostar su edad. ¿Cómo? ¡Si es joven! ¡de 37 años!

Igual, remitámonos a la historia inmediata y veamos desde el perímetro al centro: Javier Duarte de Ochoa (43 años) y Roberto Borge (36 años), dos gobernadores recientes que no han dejado a la juventud muy bien parada… ni tampoco a sus partidos. Pero esto es el perímetro… si vamos al centro, el mejor ejemplo, desde una perspectiva simple, es nuestro propio Presidente con 50 años actualmente.

Entonces, ¿por qué no apostar a la “experiencia” que dan los años? ¡Margarita tiene 49! (je, dos años más que yo)… pero Hillary Clinton tiene 69, un año menos que Trump y seis más que López Obrador. Ok… metemos a Moreno Valle con sus 48 años.

En el PAN, la decisión estaría complicada: “Joven” o “Adulto”.

En Morena, ya está cantado el candidato.

¿Y en el PRI? ¿Volverán a apostar a la juventud que tan mal los ha dejado con los ejemplos antes citados?

Osorio Chong tiene 52 años; Meade Kuribreña tiene 47; Luis Videgaray, 52… se podría decir que están en una edad promedio, ni muy-muy ni tan-tan… ¿qué “pero” ponerles? Uno muy simple: son priistas. Luego entonces, ¿a qué candidato tendría el PRI que apostar?

Tendría que voltear los ojos a uno maduro, que guarde el respeto de los jóvenes, de los adultos, de los viejos; apreciado, con reputación, prestigio… ¡vamos! casi un santón para poder competir con un Peje o un panista que no pudiera reprocharle nada… al contrario, que le brindaran respeto.

III

Le cuento la anécdota tal como me la platicaron… en un restaurante de La Condesa, Miguel Ángel Osorio Chong se reunió con diputados federales del PRI… debió ser de la bancada del Jarocho Power que andaban un poco acelerados. Al exterior, alguien debió comentar que se encontraba un grupo de legisladores del PRI y curioso, un senador que salía del local con un acompañante, decidió irrumpir para saludar a sus compañeros de la Cámara Baja y entró de golpe, sin avisar… en cuanto vio al secretario de Gobernación, ofreció una disculpa y se retiró velozmente pero no fue el único sorprendido. Las luces ámbar se acababan de encender en los ojos de Osorio Chong… no porque se hubiera encontrado frente a frente con Emilio Gamboa Patrón (66 años), sino por quien lo acompañaba… “¡iba con Pepe!” alguien comentó…

Sí, quizás el PRI pudiera tener en Pepe esa figura que requiere para enfrentar el 2018… ¿o qué “pero” le pondría usted a Pepe Narro?

En fin… insisto, todo esto es una perspectiva simple después del triunfo de Donald Trump… o la derrota de Hillary Clinton.

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