Si alguien quiso ver derrotada a la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, ese fue Víctor Arredondo, quien batalló con todas las armas que tenía para que no se creara en su momento el Instituto Veracruzano de Educación Superior, el antecedente de la UPAV. Arredondo desde la Secretaría de Educación de Veracruz incluso mandó cartas al entonces secretario de Educación Pública, Reyes Tamez, con tal de detener lo que a su gusto parecía una idea descabellada.
Y es que la apuesta de Víctor Arredondo era el Consorcio Clavijero, un proyecto que nunca cuajó, que no tuvo ninguna oportunidad de desarrollarse porque sus orígenes eran de intereses particulares. ¿Dónde está ese proyecto ahora? En la basura. Es por ello que no extraña que Rafael Ortiz Castañeda, empleado eterno de Arredondo, se vaya en contra de un proyecto que no sólo cuajó, sino que ha dado muchos resultados.
Ahí están los miles de egresados que están trabajando en diferentes espacios laborales, ahí están los más de 75 mil alumnos a quienes Ortiz Castañeda ofende. Habla Castañeda con total ignorancia de programas que no están acreditados. Si así fuera los egresados no podrían obtener su Cédula Profesional, la cual obtienen con sólo llenar los requisitos que les solicitan.
Por cierto, Ortiz Castañeda ya se veía nuevamente en el poder con la llegada de Héctor Yunes, como no llegó y quedó a la intemperie, ya busca refugio en asociaciones civiles que no se reservan el derecho de admisión, donde se aparece en los desayunos cuando algún funcionario de relativa importancia acude a estas organizaciones. Pero está tan quemado que hasta el momento sigue sin que lo “encuentren”.
¿Qué hay de los que hacen eco de sus palabras? Son otros desheredados del duartismo, los “ginos”, los que se encuentran en esa lista negra que todo mundo dice que no existe, pero que existe.
Comentarios