Duarte y la negación

- en Opinión

Aurelio Contreras Moreno / Incapaz de admitir una sola de las enormes falencias de su administración e insensible como suele mostrarse, el gobernador Javier Duarte de Ochoa respondió con una balandronada a los cuestionamientos sobre la participación de la policía estatal en el plagio y desaparición de cinco jóvenes en Tierra Blanca la semana pasada.

“Lamentablemente, en temas de seguridad pueden hacerse 99 cosas bien y con que una salga mal, ése es el tema, como es el caso que hoy nos obliga a estar atentos y pendientes; sin embargo, los resultados ahí están, los índices delincuenciales ahí están y van de manera clara y puntual a la baja en el estado de Veracruz”, expuso.

Según el mandatario, prácticamente todo se ha hecho bien durante su sexenio en materia de seguridad y este es, como suelen decir los políticos para minimizar la violencia y la inseguridad, algo así como “un caso aislado”.

Pero la realidad demuestra que no es sólo una “cosa” la que se ha hecho mal durante el gobierno duartista en materia de seguridad. Los cinco desaparecidos de Tierra Blanca se suman a las más de 500 personas de cuyo paradero no se tiene noticia registradas durante este sexenio –y reconocidas por el propio fiscal general del estado, Luis Ángel Bravo Contreras–, de las cuales, cien casos han sido atraídos ya por la Procuraduría General de la República (PGR).

Pero si esto no le basta al gobernador veracruzano, solamente este martes 19 de enero fueron hallados tres cuerpos humanos –oficialmente, aunque otras versiones mencionaban al menos 13– en una barranca del municipio de Emiliano Zapata, que de acuerdo con la Fiscalía podrían estar relacionados con el caso de Tierra Blanca.

Asimismo, y en el mismo día, en un paraje de la autopista Orizaba-México, a la altura de Maltrata, fueron localizados los restos de al menos otras tres personas en bolsas de plástico.

Y mientras Veracruz continúa develándose como una gigantesca fosa clandestina, el responsable del área de la seguridad pública en el estado, Arturo Bermúdez Zurita, está más preocupado por promover su imagen en revistas del corazón y en redes sociales pues, urgido de fuero, busca ser postulado a una diputación local.

En Facebook, los personeros del secretario de Seguridad Pública mandan invitaciones para darle “like” a su página, donde apenas el pasado 14 de enero Bermúdez escribió: “no he permitido, ni permitiré que un policía viole la ley, y más aún, traicione a ‪Veracruz”.

En una publicación de sociales de la cadena Sánchez Macías, que edita los diarios El Heraldo de Xalapa y El Martinense, Bermúdez Zurita sale en portada hablando de que su policía es “profesional” y “altamente confiable”, mientras en el texto se ensalza su historial académico y de servicio.

Pero la percepción sobre la impunidad y la catástrofe de la seguridad en la entidad ya no puede contenerse ni maquillarse. En el programa televisivo de análisis “Primer Plano”, que se transmite los lunes por el canal 11 del Instituto Politécnico Nacional, el académico Sergio Aguayo Quezada afirmó que el gobierno de Javier Duarte “está empeñado en demostrar su capacidad para generar situaciones de barbarie”, mientras reclamaba al Gobierno Federal su “paciencia” –más bien indolencia– con la administración estatal.

Durante la misma emisión del lunes pasado, la académica y analista María Amparo Casar dijo a su vez que “Veracruz es un caso particularmente brutal por la conducta reiterada que ha tenido el gobernador. No es la primera vez. ¿Cuántas veces hemos comentado, en el caso de Veracruz, desapariciones, colgados en los puentes, muertos, el crimen organizado lo que ha crecido? Si hay hoy en día un estado impune, ése es Veracruz. (…) Y en ese estado no pasa nada, más que la corrupción, la impunidad, las desapariciones, los crímenes”.

Solamente Javier Duarte y su secretario inamovible, creen que lo han hecho todo bien. Pero cada vez están más cerca de ser llamados a cuentas.

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