Mientras Carlos Romero Deschamps siga sin transparentar sus ingresos, mientras siga derrochando millones en viajes y regalos costosos para sus hijos; mientras las autoridades permitan sus amparos que laceran las leyes de Transparencia en este país, mientras eso siga, no se puede hablar de México como un país sin corrupción. Desde 1996 no se ha podido saber cuánto gana el líder petrolero, el hombre que ha sido legislador hasta en cinco ocasiones, sin siquiera haber pasado por las urnas.
Diversos medios, más recientemente el portal informativo SinEmbargo.mx ha solicitado al Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) que dé a conocer a cuánto ascienden los ingresos de Carlos Romero Deschamps y nuevamente, con el pretexto de la protección de los datos personales, no han dado esa información.
Esa opacidad ofende a los mexicanos, ofende a la misma Ley Federal de Transparencia. Es por ello que este país no se puede llamar democrático mientras exista un Romero Deschamps, que puede usar el dinero de los mexicanos a discreción, sin rendir cuentas a nadie.
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