Por la ineficacia de los aparatos de seguridad, los mexicanos gastan millones en cerraduras y alarmas

Se acuerda usted de la desafortunada frase del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, quien ante la evidente alza en los índices de inseguridad recomendó: «Debemos hacer una acción, nosotros (los ciudadanos), de inversión en un candado, en una alarma que ahora son muy baratas, tener hasta un perro que pueda acreditar la seguridad en la casa». Pues resulta que de acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) en México los ciudadanos gastaron el año pasado 226 mil 700 millones de pesos tan sólo «para cambiar la cerradura, colocar rejas protectoras o pagar tratamientos médicos luego de sufrir un delito». Pues resulta que las cerraduras y las alarmas no son tan baratas. Tal vez si el señor secretario las pusiera en oferta, se podrían comprar a mejor precio; ¿acaso no sabía que Bermúdez Zurita es dueño de una empresa de alarmas? Falta saber lo que cuesta mantener un perro. La CEESP acusa que «el impuesto silencioso que esto representa y que afecta principalmente a los hogares de menores ingresos, es reflejo de la ineficiencia e ineficacia del Estado para cumplir cabalmente con su obligación de ofrecer seguridad a la población».