¿Y a Gabriel Deantes, a Gina Domínguez cuándo los investigan por enriquecimiento inexplicable?
Reza la máxima sabia, «el buen juez por su casa empieza». La andanada de críticas que el gobierno estatal se ha ganado a pulso no es porque se trate de investigar a una persona por la supuesta opacidad de sus propiedades, o lo ilícito de sus ingresos, la crítica se da porque desde hace mucho tiempo se ha señalado y se han mostrado evidencias claras del enriquecimiento inexplicable de algunos funcionarios del duartismo. Los veracruzanos no se explican cómo es posible que la Justicia en Veracruz le busque las propiedades a un alcalde, mientras los funcionarios en activo, Gabriel Deantes de la Secretaría del Trabajo y Gina Domínguez de la Fundación Colosio, exhiben sus propiedades con total descaro; muchos periodistas han mostrado pruebas claras de ese enriquecimiento. Las residencias donde habitan, los edificios donde operan, los negocios en los que se reúnen, los inmuebles que rentan al mismo gobierno, todo eso está ahí, esperando a que el fiscal Luis Ángel Bravo vaya y lo descubra. Pero el fiscal está más ocupado en amedrentar a los enemigos políticos del régimen, porque sabe que «a los amigos justicia y gracia, a los enemigos justicia a secas».