Nadie se va

- en Opinión

Filiberto Vargas Rodríguez / El conflicto interno que sostiene el Gobernador Javier Duarte con los senadores de su partido, José y Héctor Yunes, ha trascendido el ámbito local. Este lunes el analista Carlos Ramírez hace referencia a este caso y advierte que en el centro del país se preparan para tomar decisiones drásticas:

“Como los problemas graves requieren soluciones fuertes, en los pasillos del poder político se examina la posibilidad de darle licencia política a los gobernadores chihuahuense César Duarte y veracruzano Javier Duarte de Ochoa para quitarlos de la línea de conflictos internos en sus entidades y evitar que operen sus sucesiones estatales porque beneficiarían al PAN”.

Así lo comenta Carlos Ramírez, quien explica que en el caso de Veracruz el mandatario estatal “vive una confrontación permanente con sectores y varios de sus problemas han llegado a dimensión nacional, entre ellos los asesinatos de periodistas, el aumento de la narcoviolencia, los asesinatos de mujeres configurando ya una situación de feminicidios y su obsesión contra los Yunes del PAN y del PRI es enfermiza”.

Según la versión de este analista, desde el centro se examina la necesidad de quitar a Javier Duarte antes de que termine su sexenio “para evitar que maneje su sucesión, causando estragos en el PRI y favoreciendo a la oposición panista”.

Menciona que las gotas que terminaron por colmar la paciencia en los centros de decisión política del PRI, fueron las denuncias del panista Miguel Ángel Yunes Linares y la humillación en un acto público al senador Héctor Yunes Landa.

Carlos Ramírez refiere que la dirigencia nacional del PRI recurrió a Fidel Herrera para que intervenga como “operador político” en la plaza de Veracruz, lo que coincide con la revelación de un reciente encuentro entre el exgobernador de Veracruz y Manlio Fabio Beltrones.

No suena descabellado que en la capital del país se esté analizando con lupa la circunstancia política de Veracruz. Es una de las entidades que más votos aporta y es de la mayor importancia para la sucesión presidencial del 2018, que se mantenga gobernada por el PRI.

Es muy probable también que en esas discusiones sobre la situación de esta entidad hayan surgido voces que sugirieran separar a Javier Duarte del gobierno, pero es una propuesta que cae por su propio peso. Simplemente saldría más caro el remedio que la enfermedad.

Javier Duarte seguirá al frente de la administración estatal hasta el 30 de noviembre del 2016, aunque quizá acotado en sus funciones, esencialmente en tres temas: El financiero, el de seguridad y el político.

La Secretaría de Hacienda le está dando seguimiento puntual, minucioso, a cada peso que envía a Veracruz. Entiende que sólo así se podrá garantizar que los recursos lleguen a su destino original.

Las secretarías de Marina y de la Defensa Nacional tienen instrucciones de fortalecer su presencia en territorio veracruzano y, de ser necesario, sustituir a las corporaciones locales para garantizar la seguridad y la paz social.

Por su parte, Manlio Fabio Beltrones y Miguel Ángel Osorio Chong han sido conminados a calmar las agitadas aguas políticas en Veracruz, hablar con todos los actores y llamarlos al orden. La decisión sobre el candidato para relevar a Javier Duarte se tomará en México y de nada servirá que los aspirantes armen escándalos mediáticos.

Las denuncias que recibió la PGR contra Miguel Ángel Yunes Linares se irán al archivo, y se sugerirá atentamente al mandatario estatal que haga lo propio con la investigación ministerial iniciada contra el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez.

Sólo hasta que se hayan calmado las aguas, hasta que la vida política en Veracruz vuelva a la normalidad, saldrá humo blanco desde la capital del país.

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