Ya no se saben si el presidente Enrique Peña Nieto es tonto o se hace, o bien, cree quiere verle la cara a los mexicanos o los cree tontos, o todo lo anterior, porque cada vez que tiene una ocurrencia, la anuncia con bombo y platillo como el mayor logro en su gobierno. Tal es el caso de su más reciente iniciativa para combatir la inseguridad que se vive en todo el territorio nacional. El presidente anunció que en el segundo semestre de este año en curso empezará a a operar el número de emergencia 911.
Así lo dio a conocer durante la entrega del Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Calidad Estado de México (C5), donde declaró que esta medida se justifica porque «la población que viaja de un lugar a otro, de una entidad a otra, no tiene por qué memorizar o saber o conocer cuál es el número de emergencia que cada estado tiene. Lo que estamos tratando de hacer es tener un número único en todo el país».
Esta es su apuesta para solucionar los problemas de seguridad del país, no hace falta capacitación para los elementos de seguridad ni sanear las filas de las corporaciones policiacas; para el presidente, lo más importante es que la gente utilice un número por demás conocido gracias a la educación hollywoodense, pero ¿cómo para qué?, para que, cuando el ciudadano haga su reporte, tenga que esperar mucho tiempo a que aparezcan los policías, o para que llegue un oficial gordo e inútil con apenas la primaria y no sepa cómo actuar ante una emergencia.
Tal vez piense que al marcar ese número, como por arte de magia aparezcan policías gringos, de esos que se ven en las películas, para atender el llamado del 911. No cabe duda que el presidente vive en otro país.
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