Veracruz, la joya de la corona de la 4T, una preocupación más para AMLO gracias a los yerros del Cuic

Cuitláhuac
El presidente Andrés Manuel López Obrador durante su visita a Chicontepec, donde ya no le levantó la mano a Cuitláhuac García FOTO: WEB

En política la forma es fondo, esto significa que los modos, gestos, actitudes, comportamientos, palabras, etcétera, o sea, lo externo, es materia o substancia que puede influir en decisiones trascendentales en la carrera de un político o funcionario público. Eso lo debería saber muy bien el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, quien en la última visita del presidente, Andrés Manuel López Obrador a Veracruz se le notó menos efusivo y, en ocasiones, se le vio serio y callado con al que llegó a llamar una bendición para los veracruzanos.

Por otro lado, días antes se le vio con el senador con licencia Ricardo Ahued Bardahuil, al que se refirió como un hombre honesto y de toda su confianza. El contraste es sustancial, mientras el gobernador veracruzano se hace pelotas, no pone orden en el gabinete y la inseguridad sigue rampante y no hay quien la pare, Ahued Bardahuil, como fiel alfil de la Cuarta Transformación, mueve sus piezas para entregar buenas cuentas al Ejecutivo federal.

No hay de otra, si el imberbe y soberbio gobernador no se pone las pilas y demuestra de qué está hecho, tenga la seguridad que dentro de un año habrá sorpresas en el gobierno de Veracruz. Que no olvide la frase de don Jesús Reyes Heroles, la forma es fondo y últimamente las formas del presidente con su persona, comienzan a enfriarse.

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