Lucía Díaz, Solecito, Teletón y cómo lucrar con la lástima y el dolor

Solecito
Lucía Díaz Genao FOTO: REPORTEVER
- en Avenida Principal, Carrusel

Lucía Díaz del Colectivo Solecito ha dejado de ser una voz autorizada. Las treinta monedas de plata prometidas, un camión y unas letrinas móviles, el cambio denominativo de Colectivo a “Movimiento” (como el de los 400 Pueblos) utilizado como grupo de choque y el silencio guardado ante la liberación del que es considerado por otros colectivos como el responsable de cientos de desapariciones, Arturo Bermúdez Zurita, la han desautorizado.

Ahora, cada que le pidan que hable, habla, con la esperanza de que algo de los 100 millones, que el gobierno federal otorgaría a la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Veracruz, le toque a su colectivo: «100 millones sería el mínimo creo que, para hacer un trabajo bastante adecuado, pero también me queda claro que lo más importante será la voluntad política».

Por supuesto, todavía para muchos, hacer crítica de los colectivos es tabú en periodismo, porque no se puede tocar un tema tan sensible en periodismo. Pero tampoco puede uno callar ante los hechos, ante las circunstancias, ante el claro lucro que se está haciendo del dolor personal.

Cuando inició el Teletón no se podía criticar semejante empresa altruista, ¿cómo se podía criticar el trabajo de una Fundación que velaba por el bienestar de los niños discapacitados? Pero cuando se supo que mucho del dinero donado, de buena fe, por los mexicanos, era usado para evadir impuestos, no se podía uno quedar callado.

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