El dogma sobre la pureza de su candidata

Xalapa, Ver.- Ana Miriam Ferráez FOTO: PATTY BARRADAS/FOTOVER

Cuando alguien no tiene argumentos para defenderse suele recurrir a las falacias o a la victimización. Me atacan porque soy negro, me atacan porque soy pobre, me atacan porque soy mujer. Con esto pretenden hacer quedar mal al que supuestamente “ataca”, pretenden autoflagelarse para que se les tenga conmiseración. Y luego esos aduladores que se creen que la pretensión del que revela es sólo la de hacer daño a la pobrecita “víctima”, porque «como vamos arriba en las encuestas sólo les queda la mentira».

Pero no, de principio sus lecturas de los mensajes de advertencia que dan los comunicadores son fallidas, porque leen el mensaje con ganas de tener ellos la razón. No lo saben, pero así se crean los dogmas, esas verdades absolutas que no permiten refutación. De modo que la candidata es pura, simple y sencillamente porque es mujer, porque es inmaculada, porque es producto del Espíritu Santo; simplemente es pura porque es pura y no podría ser lo contrario.

Por ello hay que quemar en leña verde al que se atreva a cuestionar la pureza de la candidata, sacrílego infame, hijo de mala mujer. El entendimiento de esas personas es tan pequeño, que no merece la pena replicarles, para qué, no quieren entender.

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