Ahora resulta que a Héctor Yunes Landa, candidato perdedor de las elecciones el pasado 5 de junio, le ha salido el espíritu justiciero, tipo Robin Hood. Con tal de seguir en la palestra y seguir teniéndolo los reflectores, a los que se acostumbró durante la campaña electoral, ha ofrecido sus conocimientos legales para defender a los que son despedidos por la nueva administración.
Lo que Yunes Landa debería hacer primero es reconocer los tiempos y hacerse a un lado para que Pepe Yunes tome la estafeta del PRI para el 2018. Sin embargo, el panorama para cualquier candidato priista resulta poco alentador, al menos en el estado de Veracruz.
Lo que es un hecho es que la nueva administración se ha topado con una nómina abultada por aviadores que, como percebes, se mantuvieron agarrados con el sistema priista. Hoy que Yunes Linares está haciendo limpieza y aplicando la barredera, algunos gritan su desgracia, sin embargo, son muchos los que nunca se presentaban a trabajar. A esos ni Héctor Yunes los puede defender.
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