El maltrato escolar forma parte de las jerarquías sociales y se presenta como abuso de poder de los fuertes en contra de otros más débiles, creando un desequilibrio donde se supone que el agresor posee un estatus o una fuerza superior que lo hace más poderoso que la víctima. La agresión puede ser directa, con golpes, o indirecta con el aislamiento. En cualquier caso, las víctimas corren el riesgo de sufrir daños psicológicos perdurables.
En redes sociales se difundió la foto de una niña amarrada en su pupitre, en la escuela primaria Miguel Hidalgo del municipio de Nanchital, en el estado de Veracruz. La menor de seis años de edad fue captada sentada en su pupitre, amarrada de pecho y brazos a la silla con una cuerda para tender ropa. Esto es lo que se considera el bullying en las escuelas. Cuando algún niño es víctima de maltrato de parte de otro compañero, es reprobable, sin embargo, cuando éste viene de parte de un profesor, merece atención inmediata y aplicación de la reprimenda.
Es una realidad que para algunos maestros su tarea en la escuela se ha convertido en una pesada carga. Se llevan los problemas de casa a la escuela y los perjudicados son los alumnos. Sus frustraciones marcan las directrices para tratar y dirigir a sus alumnos.
Sería bueno que ahora sí se ponga las pilas la encargada de la oficina de los Derechos Humanos del estado, Namiko Matzumoto, y la maestra Xóchitl Adela Osorio Martínez, titular de la Secretaría de Educación de Veracruz.
Es maltrato infantil y corresponde a las procuradurías para la defensa del menor intervenir. La SEV evidencia desconocimiento y deficiencia en la gestión. ¿Qué no?