¡Y retiemble en sus centros la tierra! Cuitláhuac García respalda a López Obrador contra los republicanos. EE.UU. no tarda en rendirse
Legisladores republicanos insisten en promulgar una ley que nomine a los cárteles de la droga en grupos de terroristas, lo cuál implicaría que el gobierno estadounidense podría tomar medidas extraordinarias para combatir a estos grupos, incluso dentro de nuestro territorio. Por supuesto, los mexicanos no podemos estar de acuerdo con esa intervención. Sin embargo, hay que reconocer que esta situación de violencia en el país es consecuencia de una fallida estrategia de seguridad, “abrazos, no balazos”.
Algunos alcaldes corruptos y torpes como Amado Cruz Malpica le echan la culpa a sus subalternos por la mala imagen que tienen ante la ciudadanía. Deberían aprender del gobernador Cuitláhuac García, a quien todo mundo lo tiene por estulto, por incongruente, por corriente y ordinario; su imagen como gobernador está por los suelos, pero ahí sigue el inútil de Iván Joseph Luna, en la Coordinación de Comunicación Social. Consciente de sus torpezas, Cuitláhuac García no es capaz de echarle la culpa a Iván. Pero Amado Cruz Malpica prefiere echarle la culpa a los demás por su mal gobierno.
López Obrador ha perdido los estribos. Impulsivo como es, una vez que los legisladores del partido Republicano siguen empujando para que se nomine como terroristas a los grupos del narco, salió con la descabellada idea de iniciar una guerra informativa y publicitaria en la que solicitará a los hispanos que residen en los Estados Unidos, a no votar por los republicanos. Enfebrecido el presidente declaró: “Si no cambian su actitud y piensan que van a utilizar a México para sus propósitos propagandísticos, electoreros, politiqueros, nosotros vamos a llamar a que no se vote por ese partido”.
Mientras las huestes de López Obrador vacían todo su odio en contra de la ministra Norma Piña, instigados por el propio presidente, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se distrae con esa guerra visceral. Antes bien, Norma Piña prepara el terreno para dar muerte al Plan B de López Obrador. En sesión solemne la ministra presidenta sugirió votar por sólo nombrar el plan B como inconstitucional, evitando que la votación fuese para “derogar el plan B”. ¿Para qué eso?
La frustración corroe las venas del presidente de México. López Obrador apostó para hacerse del control de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero su candidata resultó ser una vil plagiaria, una delincuente cínica que ni ha tenido la dignidad suficiente como para renunciar. También quiso controlar al INE; pero su reforma constitucional fue detenida por los partidos de oposición; con su Plan B hace un intento más que, pero el presidente sabe que esa intentona no funcionará.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el presidente tuvo una encerrona con sus mujeres, con sus leales, con sus feministas. Porque como dice la “Vilchismosa”, la Cuarta Transformación es un gobierno feminista. Afuera de palacio, atrás de las vallas metálicas, quedaron las mujeres que se manifestaron para exigir justicia e igualdad. Adentro, en Palacio, el presidente se regodeó en sus mujeres, en Claudia Sheinbaum, en Citlalli Hernández, en Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Ciudadana del gobierno federal. Se sentía tan a gusto el presidente que hasta piojito le hizo a Rosa Icela, quien seguramente sintió la ñáñara de esa caricia y hasta hizo esfuerzos por no ronronear.
Dice el dicho que le que ríe al último ríe mejor y tal parece que ese dicho le aplica muy bien a Edmundo Jacobo Molina, quien fungía como secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral (INE). Se recordará que, con la aprobación del Plan B, inmediatamente fue cesado de sus funciones a pesar del descontento de los actuales consejeros.
Todos los ojos de la sociedad mexicana están sobre la SCJN; ésta enfrenta el momento más decisivo de su historia. Nunca antes se había visto un fuerte y fiero ataque en su contra por parte del Ejecutivo federal. Por tal motivo, ha caído muy bien en muchos mexicanos el discurso inteligente y conciliatorio de la ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Algo huele a podrido en la selección de candidatos aspirantes a consejeros del INE, y es que se percibe la influencia morenista en los resultados. Resulta muy sospechoso que, de 508 aspirantes a consejeros del INE, los cuatro con mayor puntaje sean muy cercanos a Morena o al presidente. Está el caso de Bertha María Alcalde, hija de Bertha Luján, expresidenta del Consejo Nacional del Partido y hermana de Luisa María, secretaria del Trabajo.