Las malas decisiones en la política, tarde o temprano pasan la factura. Al menos para Nicolás Maduro, quedó demostrado que su determinación de aferrarse al poder, sin mostrar las actas que avalen y respalden su triunfo, le ha atraído consecuencias. Esto se pudo constatar ante los ojos de la mayoría de la comunidad internacional, ya que fue vetada su entrada a los BRICS por el deseo de Brasil. A Nicolás Maduro se le vio confundido y nervioso, es cierto que lo recibió Vladimir Putin, pero este le dijo que el entraría por una puerta distinta, es decir, lo dejó fuera de los BRICS, desde luego, por petición de Lula da Silva.
Lo que es un hecho, es que Nicolás Maduro comienza a sentir el desprecio de la comunidad internacional por querer aferrarse al poder por un fraude monumental. Nicolás Maduro sabe que tiene los días contados, sabe que el apoyo incondicional de China, Rusia, y Cuba, no será suficiente para mantenerse en el poder.
Sabe que tardeo temprano deberá reconocer el triunfo de Edmundo Gózales y el potente liderazgo de Corina Machado. Por lo pronto, el usurpador de Nicolás Maduro comienza a sentir la soledad por su vergonzoso fraude electoral.