A los padres los inventaron los bebés. Los identifican con el olfato, con la vista, con el tacto, y los ungen con un balbuceo: «ba», «pa», «da»

Bebés
A los padres los inventaron los bebés. Los identifican con el olfato, con la vista, con el tacto, y los ungen con un balbuceo: «ba», «pa», «da» FOTO: WEB

Siempre he pensado que la palabra papá se origina de los primeros balbuceos de un bebé. Papá en español se forma de dos fonemas oclusivos, que pueden ser los más primitivos del lenguaje: «pa-pa». Un fonema oclusivo es aquel que se produce momentáneamente con el cierre total del paso del aire, para después soltarlo provocando un sonido leve, explosivo a veces. Imagino que los bebés, en sus primeros balbuceos, oprimían los labios, para después soltar el aire que contenían provocando un sonido amable, tierno, significativo: «pa, ba».

A mí me gusta la palabra hebrea abba, que significa «papito»; ab es padre. Imagino a los bebés de los hebreos llamando con su primer balbuceo a ese hombre que lo frecuenta con su sonrisa. Imagino el esfuerzo que hace el bebé al soltar su primera oclusiva, «ba», y lo supongo feliz cuando ya identificado, el bebé le regala a ese hombre querido, un «abba», «papito».

Otros bebés se valieron de un fonema dental, como «da», de ahí que la palabra inglesa «dad», signifique padre. Yo no soy lingüista, ni pongo a prueba el conocimiento de los lingüistas. Sólo me gusta elucubrar pensando que a los padres los inventaron los bebés, esos seres tiernos que aprenden a identificar a su progenitor con el olfato primero, con la vista después, con el tacto, y finalmente, después de todas esas sensaciones, a quienes lo merecen, los ungen con un balbuceo: «ba», «pa»,«da».

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