Cuitláhuac da “luz verde” a la desesperanza

Cuitláhuac
Cuitláhuac García FOTO: WEB
Mueren más por pobreza que por CoVid-19
Veracruz incrementó en 1.2 millones pobreza

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / AUNQUE EL Gobernador Cuitláhuac García Jiménez no realizó ningún pronunciamiento en contra, a diferencia de siete Gobernadores –los de Jalisco, Guerrero, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán- que se oponen al reinicio de actividades en los llamados “municipios de la Esperanza” correspondientes a sus Entidades, lo cierto es que los 12 contemplados para Veracruz son lugares enclavados en zonas indígenas marginadas, donde acecha la muerte por enfermedades comunes y la preocupación de las personas es comer en el día a día, aunque no debe descartarse un hecho: muchos habitantes de esas regiones son migrantes que trabajan en los Estados Unidos o en Entidades de la frontera norte, y un eventual retorno a sus lugares de origen podría dar pauta a una contaminación de gran magnitud, sobre todo por la vulnerabilidad alimenticia en que han vivido siempre. Por ello, hay quienes consideran que García Jiménez debió suscribirse al grupo de opositores al retorno paulatino, e impedir que los municipios donde ahora no hay infecciones en poco tiempo sucedan, pero prefiere el silencio cómplice para agradar al Gobierno Federal –tras ordenar a sus diputados derogar la consulta pública para la revocación de mandato- que actuar con responsabilidad. Cuitláhuac con sus hermetismo está poniendo en riesgo a la población de más escasos recursos, al dar luz verde para que vuelvan a llevar una vida normal, salir a los tianguis –que se acostumbran en esos lugares sin guardar la sana distancia, como lo inducía el irresponsable Secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos para contradecir a los ayuntamientos responsables que desde el principio asumieron medidas duras pero eficaces para contener la propagación del Coronavirus-.

AHORA QUE, partiendo de la realidad, la Real Academia de la Lengua Española define a la esperanza como el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea, mientras que la esperanza cristiana es la virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido. Por tanto, los “doce municipios de la Esperanza” seleccionados por la Secretaría de Salud como aquellos que en Veracruz pueden retomar su vida cotidiana son, en realidad municipios de la desesperanza, ya que por años han esperado que los Gobernantes Estatales y Municipales los arranquen de la marginación y pobreza, pero lejos de ello han sido sumergidos en mayor olvido, y ahora, para variar, con una delincuencia que socaba cualquier intento de trascender. Y es que los seleccionados son lugares serranos, alejados del progreso como: Tlaquilpa, Tezonapa, Los Reyes, Astacinga, Alpatláhuac, Las Minas, Citlaltépetl, Ixcatepec, Mixtla de Altamirano, Chontla, Texhuacán y Tatatila. En los doce, sin excepción, no hay industrias, y la pobreza engloba a la mayoría de sus habitantes mayoritariamente indígenas con viviendas paupérrimas carentes de agua potable, drenaje y, en muchos casos, piso de concreto. La población se dedica a la agricultura rudimentaria, poca ganadería y algunos varones han emigrado a los Estados Unidos en busca de mejor alternativas de vida, aunque de un tiempo a la fecha la incursión de la delincuencia es notable, lo que se advierte con un elevado número de conflictos sangrientos como recientemente ocurrió con el asesinato de un dirigente cañero y de una alcaldesa, su esposo y chofer, entre muchos otros.

POR ELLO en los doce municipios, aunque se recurra a la chocante expresión, no puede hablarse de esperanza sino de desesperanza, aunque tal vez el Gobernador se basó en la teoría de los doctores Julio Granados y Rafael García, investigadores del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas “Salvador Zubirán” quienes sostienen que los genes indígenas son más resistentes al CoVid19, aunque nada hay comprobado aun, salvo la hipótesis de los científicos dados a la tarea de recabar marcadores genéticos en todas la regiones de México a fin de demostrar que el legado de los mayas o los nahuas no es solamente cultural. Los pocos datos arrojados por el avance de la pandemia apuntalan su teoría: el número de casos letales en países con “ancestría” como China, Venezuela o Colombia es menor frente a las muertes registradas en Italia, Francia, España o Alemania. Dicen los expertos que los genes mexicanos autóctonos protegen y los caucásicos imponen riesgo. Por ello, quienes tengan genes indígenas, en esta ocasión, están protegidos. Quien tenga genes europeos tiene riesgo de que la enfermedad progrese a un estado de gravedad”.

AHORA QUE en las zonas marginadas o de mayor pobreza del Estado, donde se insertan los municipios de la esperanza de acuerdo a la clasificación del Gobierno Federal, no se requiere de una Pandemia para que mueran sus habitantes; la desigualdad social ha aumentado con desventaja para la salud de grupos históricamente excluidos, como la población indígena, lo cual influye en el comportamiento de los indicadores. Los municipios con mayor concentración de población indígena presentan índices de rezago social muy alto y mayores porcentajes de pobreza alimentaria. La tasa de mortalidad infantil en el año 2005 fue de 27.9 y 17.3, respectivamente, para la población indígena y no indígena. En el año 2000, la vida media de los indígenas del País equivalía a un riesgo medio de fallecer 14.9 por ciento mayor (15.4 por ciento en hombres y 14.5 por ciento en mujeres) que para los no indígenas, y 20 años después las cosas no han variado mayormente, por el contrario, parecen haber empeorado.

Y ES que hasta el año pasado, Veracruz sumada 1.2 millones de pobres más que hace una década, cuando debería ser lo contrario. Se trata del mayor aumento de pobreza en números totales en todo el País. De hecho, es casi la mitad de los 2.9 millones de personas que se sumaron a la pobreza en México en los últimos 10 años, de acuerdo con la más reciente medición de la pobreza, correspondiente a 2018 -el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto-, presentada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Y aunque Chiapas, Guerrero y Oaxaca siguen siendo los estados con mayor porcentaje de pobres, el pésimo resultado de Veracruz lo coloca en la cuarta peor posición, cuando hace una década había otras siete entidades con más pobreza, y las causas de la mortalidad en esas regiones se reflejan también la desigualdad social en que vive la población. De esa manera queda claro que el cambio en el perfil epidemiológico de la mortalidad no se ha dado en forma igualitaria para todos los sectores sociales. En suma, los municipios de la Esperanza en Veracruz, más bien son de la desesperanza. OPINA [email protected]

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