Después de siete meses de gobierno, Cuitláhuac García es una olímpica decepción

Cuitláhuac
Xalapa, Ver. Cuitláhuac García Jiménez FOTO:MIGUEL ANGEL CARMONA/FOTOVER

«Cada pueblo tiene el gobierno que se merece», este pensamiento pertenece a Joseph de Maistre (1753-1821), quien sostuvo «que cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece». Los veracruzanos que votaron impulsados por las tripas, aquellos que votaron parejo para complacer al gurú de la Cuarta Transformación o aquellos que votaron sinceramente buscando el cambio en el estado de Veracruz, tienen a Cuitláhuac García como su gobernador, aun los que no votaron por él.

Hoy el hijo del maestro Atanasio y nieto de la señora Manuela, ha resultado ser una olímpica decepción, un mal remedo del personaje que lo encumbró en el poder. El Cuitláhuac García, bonachón y buena onda ya no existe, su lugar ha sido ocupado por un sujeto iracundo y rencoroso. Atrás quedó el que se vestía de payaso y le sacaba brillo a la pista bailando las notas de Óscar de León.

Los veracruzanos que le entregaron su voto y depositaron su confianza el primero de julio del 2018, están entre el desencanto y el desaliento. De entrada, el gobernador moreno cerró las puertas a muchos morenistas que le acompañaron a entregar el periódico morenista por todo el estado.

En cambio, abrió las dos puertas a los priistas y a una recua de familiares de sus funcionarios. ¡Total, el poder es para ejercerlo! Así que los que votaron por García Jiménez sólo les queda lamerse las heridas y lamentarse por su error.

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