Rubén era fácil de identificar. Vestía una sonrisa discreta pero constante. Llevaba a todas partes gafas de sol, su Nikon y un poco de plática para el camino.
Era muy clara su idea: el gremio periodístico veracruzano debe unirse. Él lo intentó. Organizó y fomentó actividades para mejorar la cobertura periodística.
Fue un gran fotógrafo, un ser humano preocupado por su entorno y eso lo convirtió en activista.
En sus charlas había compañerismo y búsqueda de justicia. Preguntaba por ti y por los tuyos.
Rubén escuchaba pero también había que escucharlo. Recuerdo su entusiasmo en pláticas con amigos del gremio en el 16, mi antigua casa.
Ya lo admiraba como profesional y ser humano. Pero su entrega como amigo reforzó mi respeto hacia él.
Nunca lo escuche hablar mal de algún colega. Al contrarío. La amistad y el respeto profesional hacía que siempre estuviera rodeado.
Con alegría está siempre tu recuerdo Rubén. Un abrazo hasta siempre.