¡Era de esperarse! Gobierno de México se cuelga la medalla de las nadadoras. «De oro fue la histórica participación de la selección mexicana de natación artística»
Aparte de corruptos, cínicos y sinvergüenzas. Las integrantes de la selección de México de natación artística tuvieron que modelar para vender trajes de baño y con eso costearse el viaje a Egipto, al mundial de la especialidad. Las nadadoras obtuvieron también el apoyo del empresario Carlos Slim. De la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Conade, que dirige Ana Gabriela Guevara, no obtuvieron nada. A pesar de estas adversidades las nadadoras consiguieron el oro en su especialidad.
Reporta el periodista Claudio Ochoa que la relación entre Beatriz Gutiérrez Müller y los hijos de López Obrador no es la más óptima. De hecho, la segunda esposa de López Obrador no está en el ánimo de José Ramón, Andrés y Gonzalo. Luego que la señora se ha dedicado, en los últimos meses, a viajar, pues menos. Dice el periodista en su columna de El Universal: «A los pocos meses de que López Obrador ganó la presidencia y llegó a Palacio Nacional, Beatriz Gutiérrez Müller comenzó a recibir quejas de distintas voces de confianza que señalaban que los hijos del presidente ya estaban aprovechando los privilegios de la posición para iniciar negocios a través de sus más cercanos a costa del gobierno. Con el paso del tiempo, cada vez más personas se acercaban con la señora para tratar de sondear si aquello tenía el visto bueno del patriarca. No lo hacían con él por temor a una reacción fúrica».
La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), negó apoyo a la selección mexicana de nado sincronizado. Fue por ello que las atletas se vieron en la necesidad de buscar apoyos. De hecho, vendieron trajes de baño con la finalidad de obtener recursos tras el retiro de becas, apoyos y sueldos a los entrenadores por parte de la Comisión Nacional del Deporte que dirige Ana Guevara. Finalmente, el empresario Carlos Slim les brindó apoyo para que asistieran a Egipto al Mundial de Nado Sincronizado.
De unos meses para acá, quizá poco después de que se cumpliera su cuarto año de gobierno, el presidente López Obrador ha ido arreciando sus críticas a la prensa; pero también a todo aquel que no esté con su proyecto. De hecho, el presidente ha dejado claro en los casi cuatro años y medio de su gobierno, que sólo le interesa dialogar con aquellos que apoyan su proyecto. Sin embargo, en los últimos meses, parece fuera de control. Antes se contenía un poco para no dejar salir toda la injuria que guarda en contra de sus llamados adversarios. A un año y pocos meses de dejar el poder, ya no le preocupa mentir (tendremos mejores hospitales que Dinamarca), ya no le importa injuriar insultar.
«Prefiero no ser nada antes que traicionar al Presidente», esas palabras que parecieran de epitafio romano, las dijo nada más y nada menos que el senador Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la bancada morenista y presidente de Junta de Coordinación Política en el mismo Senado. Con esas breves palabras, el zacatecano selló su futuro político, pero también dejó caer una pesada lápida sobre su espalda. Y es que, la desilusión de muchos de sus seguidores que habían visto en él una luz en el oscuro y fangoso ambiente en el Senado, se desvanece y apaga por completo con esa postura llena de lealtad y conveniencia política hacia el presidente López Obrador.
En estos momentos en México, el poder Judicial es el único garante con el que cuentan los mexicanos para que se les respeten sus derechos y garantías individuales. El poder Legislativo ha caído en una vergonzosa abyección que les impide reconocer que son representantes populares y que tarde o temprano, tendrán que entregar cuentas a sus electores. Para muestra basta un botón.
¡Cuánta hipocresía la de la Presidencia de la República! Tienen casi 5 años en el poder y apenas se están dando cuenta de los privilegios que gozan los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Claro, mientras el ministro Arturo Zaldívar servía a los intereses del presidente, nadie se acordaba de esos privilegios; los cuales no han cambiado en nada. Y otra cosa, si la ministra Norma Piña hubiera pedido más privilegios a cambio de favorecer las iniciativas de la Cuarta Transformación, el presidente no hubiera puesto ni un pero; los hubiera colmado de bendiciones.
De manera muy velada se están dando patadas, cocotazos y zancadillas en el Instituto Nacional Electoral (INE), que dirige la consejera presidenta Guadalupe Taddei. Si ella pensó que, al llegar a ocupar el principal puesto en este árbitro electoral, las cosas serían como miel sobre hojuelas, sencillamente se equivocó.
Es un hecho que en el bunker morenista, el canciller Marcelo Ebrard se ha convertido en una gran preocupación. Se sabe que algunos cercanos al presidente están preocupados por el crecimiento que ha tenido el Canciller entre la población, y es que, a pesar de los intentos de Mario Delgado para reunirse con Marcelo Ebrard, este lo ha bateado argumentados problemas de agenda para recibirlo.
Nuevamente le toca hacer la talacha y limpiar el drenaje al presidente López Obrador. El jefe Biden solo hizo un tris con los dedos, para que el gobernante azteca pusiera a trabajar a los miembros de la Guardia Nacional e impida que miles de migrantes crucen territorio mexicano y lleguen hasta la frontera norte a tocarle la puerta al gobierno norteamericano para dejarlos entrar.