¿Qué gobernador de la República sería capaz de compararse con una muñeca? Sólo Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz, quien en su afán de ilustrar su ficticio combate a la corrupción, señaló que como en la serie coreana, El juego del calamar, él es como la muñeca del terror: «Estoy como la muñequita de la serie, observando a todos lados, el que se mueve… sópatelas». ¿Pero es así? No. El gobernador se engaña y trata de engañar a los demás.
En realidad, Cuitláhuac García es como una muñeca del terror, pero ciega. Pues en sus narices sus propios funcionarios roban al erario público y él como si nada. Su propio primo, Eleazar Guerrero, desde la subsecretaría de Finanzas, está robando a manos llenas, gracias a los operadores financieros que colocó en cada dependencia estatal.
Pero también hay corrupción en Salud, en Seguridad Pública, en SIOP, en Sedesol, en Sedarpa; así como en muchas direcciones y oficinas de recursos materiales. A esos no los ve la “muñeca del terror” veracruzana, es decir el gobernador de Veracruz que se autoproclama como un justiciero, una máquina de ajustar cuentas.
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