En estos momentos no hay un gallo con los suficientes espolones que pueda representar a los maestros afiliados a la Sección 32 del SNTE. Sobre todo, que cuente con la aprobación de las bases. Los tiradores que hay, sólo son pólvora quemada. Y es que, para el actual comité estatal, junto con Lázaro Medina, su fecha de caducidad expira en el mes de octubre. Aunque, a decir verdad, no se les ven ganas de sacar la convocatoria. Aún se recuerda con exactitud cómo el magisterio veracruzano se cobró las facturas de la traición.
Los maestros premeditadamente le dieron la espalda al propio socoyote del líder moral, en su atarantada pretensión de llegar al Senado de la República. También, aún se recuerda la participación honorifica y sin fuerza de Fernando Baños en Coatzacoalcos, y la opaca participación de Gaudencio Hernández Burgos, exsecretario de la 32, quien como diputado federal avaló la mal llamada reforma educativa. Todos ellos mordieron el polvo de la derrota.
Y es que el próximo líder de la 32 antes tendrá que luchar por ganarse la confianza de un magisterio receloso, que demostró que ya creció políticamente y que ya no se dejará mangonear tan fácilmente. Por ahí se habla de una fuerte alianza entre todos los grupos disidentes que buscarán formar un bloque para impedir la llegada de los hijos putativos del cada día más flaco Equipo Político del SNTE.
Sin embargo, hay un pequeño detalle, el candidato que aviente al ruedo el Equipo Político, contará con un disciplinado ejército de incondicionales y con suficiente billete para moverse en los 212 municipios. No obstante, tienen en contra el repudio de miles de maestros y, sobre todo, el olor a traición que tanto desagrada a los maestros veracruzanos. Por lo tanto, ¡hagan sus apuestas!
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