La historia es real y confirmada por lugareños cercanos a la mina “La encantada”, en Coahuila, donde frecuentemente observan a dos o tres osos por separado caminar en busca de alimento. Lo cierto es que la minería también podría estar acabando con su entorno, por ello su necesidad de salir de su hogar. Pese a todo la gente se esmera en brindarles un trato digno.
“El oso de la encantada”, como denominan al animal que desciende de su refugio, está acostumbrado a interactuar con humanos que lo alimentan y lo regresan a su hogar, transportándolo en bateas de camionetas; sin embargo, hay que decirlo, en otros lugares del país continúa la caza furtiva de especies en peligro de extinción. Además, persiste el maltrato animal, como peleas de perros y gallos. Ya existen leyes para garantizar el bienestar animal. En cambio, en Coahuila eso es innecesario, la gente pugna por la sana convivencia.