Mientras Dionicio repartía tanques de gas en el Estado de México, “su empresa”, Servicios Empresariales Helte, recibía casi 500 millones de pesos en contratos otorgados por Sedesol y Sedatu. Mientras el gasero ganaba siete mil 500 pesos mensuales, a “su empresa” le llegaban los montones de dinero. Pero el caso es que Dionicio Domínguez Hernández nunca recibió un solo quinto de esos 500 millones de pesos, ni siquiera estaba enterado de que era propietario de una empresa.
Como Dionicio, cientos de personas fueron utilizadas por la Sedesol y la Sedatu para crear empresas fantasmas. Por supuesto, como en Veracruz, las instancias fiscalizadoras no se dieron cuenta de ello. Ellos podrán decir que se les colaron, pero no fue una ni dos ni tres. Cientos de empresas fantasma operan en todo el país. Y de esas empresas cientos de funcionarios públicos y empresarios corruptos se han enriquecido.
Que no nos venga López Obrador a decir que no va a meter a la cárcel a ningún político famoso. Si se investiga bien, como se está haciendo, se verá que no sólo Rosario Robles, sino además alcaldes y gobernadores han utilizado el sistema de empresas fantasma para saquear del presupuesto. Señor AMLO, no se trata de venganza, se trata de justicia.
Comentarios