Ni la policía ni los encargados del hotel hicieron el intento por evitar que Araceli se suicidara. Al contrario, algunos se rieron de la situación
La muerte de Araceli Enríquez Ramírez dejó un claro ejemplo de que vivimos en una sociedad de indiferentes a los que únicamente le importa ser espectadores. Somos una sociedad a la que grabar situaciones como un suicidio les sirve para alimentar su morbo. Desde el pasado 8 de junio, por la noche se dio a conocer la muerte de una mujer de 41 años, originaria de Veracruz, quien se lanzó del séptimo piso del Hotel Holiday Inn Express de la CDMX. El suicidio ocurrió frente a una gran multitud de personas que únicamente gritaban de espanto. Entre esa multitud había personas que sólo intentaban obtener la mejor toma en las cámaras de sus teléfonos celulares.