Nadie hizo mucho escándalo sobre la propuesta del secretario de Turismo, Enrique de la Madrid. A pocos les pareció una propuesta perversa y desalmada. Algunos comentaristas incluso dijeron que en la propuesta había una buena intención; la Presidencia sólo señaló que el secretario lo dijo a título personal. Nadie quiso linchar al hijo de Enrique de la Madrid, nadie lo tocó ni con el pétalo de un improperio.
Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador habló sobre la posibilidad de analizar una amnistía a los narcotraficantes y de inmediato ardió Troya. Los merolicos pagados por el gobierno de inmediato se le fueron a la yugular. No repararon en que el tabasqueño sólo hablaba sobre la posibilidad de “analizar”; esos merolicos dijeron que AMLO quería perdonar hasta al Chapo y de paso a la “Mataviejitas”.
¿Se imagina usted que hubiera sido López Obrador y no Enrique de la Madrid quien propusiera la legalización de la mariguana en México? Otra vez, ardería Troya. ¡He ahí la hipocresía!
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