Vaya incongruencia la del académico John Ackerman, quien antes de ser funcionario público exigía a todos que transparentaran sus intereses y propiedades o en todo caso que renuncien. Eso lo publico el 13 de abril de 2015 y se lo dirigió a Osorio Chong. Sin embargo, ahora que la 4T le hizo justicia y tiene un nombramiento como consejero evaluador del INE, y su esposa, Irma Eréndira Sandoval es secretaria de la Función Pública, ve las cosas de otra manera.
Una vez que el periodista Carlos Loret de Mola diera a conocer las muchas propiedades y donaciones que ha recibido, incluso del gobierno de la Ciudad de México, ahora Ackerman piensa diferente: «No estamos obligados a explicar nada a nadie con respecto al patrimonio privado que alcanzamos a construir con gran esfuerzo».
Lo paradójico del asunto es que a quien le tendría que exigir a Ackerman y a su esposa cuentas por esas propiedades, es la Secretaría de la Función Pública, cuya titular es la misma Irma Eréndira Sandoval, quien por supuesto, es capaz de exonerarse ella misma.
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