El esfuerzo de algunas feministas por trascender a través de “futilezas” merece una reflexión crítica. Por un lado está el esfuerzo que algunas feministas ponen a ciertas cuestiones aparentemente triviales, como la estética, la moda o el lenguaje cotidiano. Estos esfuerzos resultan superficiales frente a problemas reales de las mujeres como la desigualdad salarial o la violencia de género.
Estas “futilezas” a veces desvían la atención de luchas más urgentes, diluyendo el impacto del movimiento feminista en debates que no siempre resuenan con las necesidades materiales de las mujeres, especialmente en contextos marginados. Esto lo decimos porque nos enteramos que desapareció el mural creado en 2020 por el grupo “Colectiva Unidas” integrado por Oriana Ávila, Andrea Lira, Teresa Miranda, Ivania Smith, Sofía Perusquia y María Teresa, estudiantes de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana (UV). Un mural que tenía un valor estético que muchos apreciamos. Resulta que las autoridades del ayuntamiento de Xalapa y el Instituto Veracruzano de las Mujeres pretenden convocar a un grupo de mujeres para que presenten un proyecto de mural que decore esta vía urbana.
Todo bien hasta ahí. Sin embargo, entre estas grandes ideas no falta por ahí una ocurrencia. Resulta que una feminista pretende cambiar de nombre el viaducto; pretende que una vez realizado el mural el viaducto sea llamado “viaducta”. Que triste sería dejarse llevar por un feminismo que piensa que la trascendencia se consigue con futilezas. Si le hacen caso mañana esta feminista va a pedir que el Palacio de Gobierno se llame “palacia”.
