El huachicoleo de agua, entendido como la extracción, uso y comercialización ilegal de agua potable sin autorización, se ha consolidado como una actividad ilícita de alto impacto en el Estado de México. Este delito, perpetrado por grupos delictivos, agrava la crisis hídrica en la entidad, afecta a miles de familias y genera millonarias ganancias para los criminales, según han alertado autoridades locales. De acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), los grupos delictivos que operan en municipios como Ecatepec, Texcoco, Chicoloapan, Ocoyoacac y Jocotitlán obtienen ganancias superiores a los mil millones de pesos al año mediante la venta ilegal de agua.
El modus operandi incluye la perforación de tomas clandestinas en la infraestructura hidráulica y la explotación de pozos ilegales, desde donde extraen el recurso para comercializarlo en pipas. Cada pipa, con capacidad promedio de 10,000 litros, puede venderse hasta en 4,000 pesos, lo que genera ingresos significativos, especialmente en zonas con alta escasez de agua. En Ecatepec, por ejemplo, se estima que los delincuentes han robado más de un millón de litros de agua, afectando a unas 600,000 personas que carecen de acceso regular al líquido.
El huachicoleo de agua no sólo merma el suministro para miles de hogares, sino que también profundiza la crisis hídrica al sobreexplotar mantos acuíferos y dañar la infraestructura hidráulica. Municipios como Ecatepec, Chalco, Nezahualcóyotl y Teotihuacán son de los más afectados, donde la escasez obliga a los habitantes a comprar agua a precios elevados a los propios huachicoleros.
